sábado, 2 de marzo de 2024

DIONISO. LA EMBRIAGUEZ DIVINA. Mª Ángeles Díaz



Dioniso o Dionisos es otro de los grandes dioses venerados en todo el mundo grecolatino quien pasó a ser conocido también con el nombre de Baco. Su culto se extiende por todas las regiones del Mediterráneo aunque es Nisa el lugar que se da como lugar de su nacimiento. Sin embargo esta ciudad de Nisa no deja de ser sino un lugar mítico ubicada tanto en el Parnaso, como en el Helicón, en Delfos, Eleusis, Tebas, Eubea y otras varias regiones. En realidad se dice que el nombre de Nisa proviene de Dio-Niso o Nisa Divina, como la llama Homero en una de sus rapsodias(27), es decir que estas diferencias en cuanto a los lugares de su nacimiento, designan sitios donde este dios era venerado por ser uno de sus dioses fundadores,(28) como lo era Deméter, ambas deidades completamente impregnadas de un simbolismo vinculado con los distintos aspectos de la agricultura, a la que nos hemos referido como agricultura celeste, pues no sólo es la semilla al salir a la luz haciendo florecer los campos lo que anuncia el regreso de Perséfone sino que una estrella, la más brillante de la constelación de Virgo llamada Spica (Espiga) aparece en el cielo anunciando el acontecimiento de la Primavera. Y otra estrella de la misma constelación, Vindemiatrix, asciende en el cielo justo en el momento en que las uvas ya están a punto para ser cosechadas. Es por eso que el nombre popular dado a esta estrella es "la vendimiadora."

Dionisos es un dios inabarcable, sus múltiples nombres, referidos a sus otros tantos aspectos, así lo ponen de manifiesto. Como a Deméter, a él también se le construyeron numerosos santuarios, constituyendo las fiestas celebradas en su honor grandes acontecimientos populares que repartidos a lo largo del año, igualmente ordenaron el calendario romano entreverando el ciclo anual de alegría y divertimento. Aunque con el tiempo, y a medida que se fue perdiendo el sentido profundo y espiritual que estos actos festivos tenían, la propia desproporción del festejo fue acabando definitivamente con ellos, especialmente los conocidos como Bacanales, unas fiestas nocturnas trienales en las que al principio solo participaban mujeres, entre otras cosas porque Dionisos es el dios que con más fuerza representa el espantoso y cruel trance de los partos, cuando el dolor y la sangre se mezclan con el amor y la luz. Es este un brete por el que todo ser humano pasa siendo esa madre que pare la que da al niño tanto la vida como la muerte, ya que ambas nacen al mismo tiempo con cada uno de nosotros. Es por eso que las Ménades, compañeras de Dionisos, tanto secuestran, persiguen y atemorizan a los infantes como los alimentan.

 Con el tiempo este rito de las Bacanales terminó por sucumbir a la exageración, degenerando de tal modo que llegaron incluso a ser prohibidas por las leyes romanas. Sin embargo esta degeneración populista y exotérica en la que cayó Roma tras haber perdido el sentido trascendente y universal representado en sus dioses, en cuanto que son aspectos de la Unidad, no impidió que los misterios simbolizados por Dionisos-Baco continuaran irrigando el alma de los pueblos influidos por el dios, y por consiguiente que la doctrina iniciática y sapiencial representada por él continuase. Los Centros consagrados a Dionisos representan un importantísimo eslabón de la cadena iniciática de Occidente, pues se trata de un dios directamente injertado o enraizado en la tradición Primordial, siendo Orfeo, el rapsoda mítico, a quien se debe la creación de los ritos destinados a invocarlo.

 Orfeo, a quien perfectamente puede identificarse con Dionisos, es el impulsor de los Misterios dionisíacos, del mismo modo que el Pitagorismo supuso una nueva readaptación de estos misterios, por otro lado conocidos desde siempre, de ahí que las iniciaciones debidas a Dionisos sean llamadas igualmente órficas. Se trata aquí de sendos ejemplos que documentan los cambios y renovaciones periódicas a los que se ha visto abocaba la tradición para renovar su mensaje, conservándose siempre en la tradición emergente lo más esencial de aquella a la que sustituye. Hijo de la musa Calíope, la de los cantos sagrados, Orfeo recibió la lira de Apolo quien a su vez la recibiera de Hermes, componiendo con ella la música y la danza que servirían para invocar a Dionisos. Pues es así con danzas circulares y ritmo frenético, los llamados ditirambos, como se celebra al dios. Las mismas danzas y giros se hacían en torno al trono de Deméter.

 Podríamos decir que tanto la tradición de Dionisos como la de Deméter, suponen un nudo o lazo que religa los ancestrales cultos y misterios y prefigura las nuevas grandes formas que ha ido adoptando la tradición iniciática de Occidente para continuar vehiculando a través de sus ritos, mitos y símbolos, el Conocimiento espiritual. Nos referimos claro está al Judaísmo, el Cristianismo y a la Masonería. En especial existen en relación con la diosa de las espigas y el dios del vino, un vínculo evidente con los misterios de la Eucaristía que instituyó Jesús mediante el pan (cuerpo) y el vino (sangre-espíritu), ambos productos vegetales naturales, pero elaborados y fermentados por el fuego.

 Dionisos-Baco a quien como a Jesús también se le atribuyen prodigios de mutar el agua en vino,(29) cuenta con numerosas leyendas; una de ellas, la más difundida, es aquella que le hace vástago de Zeus y de la princesa Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas. Cuenta esta leyenda que Zeus cautivado por la belleza de la mujer quiso que ésta concibiera un hijo suyo. Un día, cuando aún no se había cumplido el tiempo de gestación, Sémele, influida malévolamente por Hera, pidió al dios que se manifestara ante ella con todo su esplendor. Zeus accedió y la madre de Dionisos quedó inflamada con las llamas que su olímpico compañero despedía.

 "Pídele –le dice la diosa a Sémele– que con toda la grandeza y la gloria que tiene cuando Juno (ella misma) lo recibe, con las mismas te dé sus abrazos vistiéndose con sus galas distintivas."(30)

 Antes de que Sémele ardiera totalmente, Zeus tomó al hijo del vientre de la madre y se lo implantó en su muslo donde él mismo acabó de gestarlo. Es por eso que Proclo en su himno al Dios dice:

 "Cantemos un ditirambo a Dionisos porque procede de dos casas: de la de Sémele y la del muslo de Zeus."

 Autores modernos que relatan este hecho quieren encontrar en él un paralelismo con el nacimiento de Atenea, diosa parida por la cabeza del propio padre Zeus; sin embargo, este hecho se explica teniendo en cuenta que para los antiguos egipcios la Osa Mayor era llamada la constelación del Muslo lo cual corrobora la idea de que Dionisos es un dios primordial. René Guénon se refiere a este hecho extraño diciendo que esta leyenda según la cual el nacimiento de Dionisos se produce después de haber sido gestado en el muslo de Zeus,

 "descansa sobre una asimilación verbal de las más curiosas: el término mêros, muslo, ha sustituido a Mêru, la montaña polar, al cual es casi idéntico fonéticamente."(31)

 El Mêru es para los hindúes un monte celeste y mítico además de eje del Mundo, pues representa la parte de la tierra cuya prominencia más se acerca al Cielo. Idéntico significado tuvo para los persas el monte Alborj, o para los hebreos el Sinaí y Moriah, el Qaf para los árabes o el Uluru para los aborígenes australianos.

 Las vicisitudes para que el niño sagrado crezca y se desarrolle no se acaban con este segundo nacimiento ya que Zeus se ve obligado a ocultar a Dionisos a su esposa Hera, por ser ésta, como hemos dicho, tan terriblemente celosa del orden matrimonial. Por lo que Zeus confía al recién nacido a su otro hijo, Hermes, nacido de su relación con la Pléyade Maya. Pues se da la sorprendente circunstancia de que Hermes es el único de los hijos que Zeus tuviera fuera del matrimonio con Hera a quien la diosa estima y el único que incluso alimentó con su propia leche. El encargo que Hermes lleva de Zeus es el de entregar al niño dios Dionisos en los brazos de la hermana de Sémele de nombre Io o Ino, quien tenía un hogar con su marido Atamante y sus dos hijos. Se cuenta que Hermes persuadió al matrimonio para que criasen a Dionisos como si fuera una niña, para que no pudiera ser reconocido por Hera. Aunque es este un hecho simbólico que se relaciona con el carácter hermafrodita de la deidad remarcado en estas palabras que le dedica Ovidio:

 "Porque tú gozas de juventud imperecedera, tú eres el eterno niño, tú bellísimo, eres admirado en el alto cielo, y tu rostro, cuando te muestras sin cuernos, es como una virgen"(32)

Sin embargo la diosa que acaba por enterarse del paradero del niño trama contra éste un plan perverso: volver locos a los dos tutores del pequeño para que sean ellos mismos quienes acaben con la vida de su protegido. Hera no consigue llevar a cabo totalmente su plan pues la pareja, enajenada por la diosa, en lugar de dar muerte al pequeño Dionisos-Baco, mata a sus dos propios hijos.

Hermes siempre atento a la suerte del infante lo rescata y lo entrega a las Ninfas, a quienes deja el cuidado de proteger y educar en adelante al joven dios. Con el tiempo, dice la leyenda, que Dionisos iría al infierno donde ardía su madre, la mortal Sémele, inflamada en las llamas ardientes de Zeus, para liberarla y ya por el hijo convertida en diosa la condujo junto a los inmortales.

 La nutrida mitología en torno al dios es inconmensurable en cuanto a leyendas, todas ellas llenas de múltiples significaciones herméticas de modo que gran parte de los anales de la historia tanto mistérica o iniciática como popular de los pueblos de Occidente podrían ser contados siguiendo las huellas del dios. Orfeo le llama de varias maneras, uno de esos nombres con el que se refiere a Dionisos es el de Lisio Leneo, inventor y protector del lagar;

 "memorable germen, glorioso, deidad liberadora, retoño sagrado y secreto de los dioses, piadoso Baco, nutricio, fecundo, que acrecientas la grata cosecha, y surges de la tierra en estallido, Ineo, vigoroso, multiforme, que te muestras a los mortales como remedio eliminador de las fatigas, sagrada flor, dios de la alegría."(33)

 Los griegos destinaron en su calendario varios días para celebrar este aspecto del dios estableciendo las llamadas fiestas Leneas o fiestas de los lagares y del prensado de la uva, en diciembre, durante las cuales se ofrecían al dios los vinos nuevos.

 A finales de febrero se celebraban las Antesterias o fiestas floridas, en las que se probaba el vino de la última cosecha y se festejaba el regreso de Dionisos de los infiernos donde fue a rescatar a su madre. Estas duraban varios días en los que se celebraban festivales y se realizaba el anteriormente enunciado ditirambo dionisíaco. Rito que consistía en una danza alrededor de un altar en el que había depositado un carnero inmolado al dios. Estos danzantes denominados trasgos, al tiempo que bailaban, cantaban y recitaban. Es así que los cortejos dionisíacos han sido reproducidos en las Bacantes de Eurípides y descritos como incluyendo música, danza, frenesí y exaltación en los ritos campestres en los que se venera a Dionisos como dios de la vendimia.

 Y no sólo la comedia sagrada, la música y los coros tienen en los ritos de Dionisos-Baco su fuente de inspiración, sino que ellos nos sitúan en el inicio del teatro griego y por extensión del teatro occidental. Con el tiempo el ditirambo se realizó tanto en representaciones dramáticas como en comedias. Hoy en día por ditirambo se conoce a las composiciones poéticas inspiradas en un arrebato de entusiasmo y escritas en variedad métrica. Sin duda todo ello tiene relación con la lira de Orfeo y con la idea de contrapunto, como una forma o arte de unir los contrarios. Asimismo la palabra trasgo ha pasado a nuestro vocabulario designando un espíritu travieso y niño, vivo y enredador, todo lo cual le cuadra perfectamente a uno de los aspectos más conocidos del joven dios Dionisos.

 Pero Dionisos es sobre todo el espíritu del vino, es la pasión, el ímpetu y la vehemencia que provoca el vino. Este espíritu de fuego se deja conocer después de que se ha extraído o evaporado parte del líquido de la uva. Todo esto requiere una técnica sublime, pues criar o crear un vino es ver nacer una entidad, y por tanto para una mentalidad sagrada es colaborar con la obra del Creador. En cuanto a los misterios del vino simbolizan el Conocimiento y la doctrina tradicional. Guénon dice al respecto que

 "el vino es a menudo tomado para representar la verdadera tradición iniciática: en hebreo, las palabras iaïn, 'vino', y sod, 'misterio', se sustituyen una a otra, en cuanto tienen el mismo número; entre los Sûfis el vino simboliza el conocimiento esotérico, la doctrina reservada a la élite y que no conviene a todos los hombres, lo mismo que no todos pueden tomarlo impunemente. Resulta de ello que el empleo del vino en un rito confiere a este un carácter claramente iniciático; tal es especialmente el caso del sacrificio 'eucarístico' de Melkisedeq", nombre que en la tradición judeo-cristiana recibe "el Rey del Mundo" cuyos atributos son la Justicia y la Paz.(34) Es así que Deméter, la diosa de las espigas y del pan, alimento principal de los pueblos de Occidente, y Dionisos, dios de la vid y del vino, están presentes en la figura simbólica de Melki-Tsedeq, al que según el Antiguo Testamento se le atribuyen los misterios del pan y del vino. En cuanto a las dificultades para sobrevivir que tiene Dionisos desde su más tierna infancia, señalan uno de los momentos cíclicos en la historia del cosmos entero, prefigurando el arquetipo de otro drama y de otro niño dios también perseguido siendo infante, no por Hera sino por Herodes. Se trata de Jesús, nacido en Belén, la "Casa del Pan", cuya sangre sacrificial, siendo ya hombre, se simbolizó con el vino mientras su cuerpo, símbolo de la doctrina resucitada por él, se simbolizó con el pan.

 Está claro que el espíritu travieso y animoso del vino no a todos sienta bien ni todos pueden tomarlo con impunidad. Recordemos que uno de los epítetos de Dionisos-Baco fue el de dios loco, debido a los efectos que su embriaguez producía. Aunque sabido es que, como lo dice W. Blake, a través del exceso también se puede llegar al palacio de la Sabiduría. No se trata aquí sino de un exceso ritual pues el vino, como las plantas alucinógenas, incluso el tabaco o ciertas pócimas, han sido consideradas por los pueblos tradicionales plantas sagradas capaces de abrirnos aquellas puertas de la percepción de que hablaba Huxley; y por tanto su ingestión ha estado enmarcada dentro del acto ritual. Una vez perdido el respeto a la planta o sobrepasados sus límites, que son las medidas justas que tienen todas las cosas, éstas se vuelven contra aquel que las profana. En cualquier caso es obvio, como dice Walter F. Otto, que sin un poco de locura no hay creación. Así habla Otto de Dionisos:

"es el dios frenético. Por él danzan frenéticas las Ménades. No hay que preguntar por la razón de su trastorno y su fiereza, sino por el significado de la demencia divina. ¡Un dios furibundo! ¡Un dios cuya esencia forma parte de la demencia!",

 

y se pregunta:

 

"¿Qué habrán vivido o visto estos hombres para que una noción tan monstruosa se abriese paso en sus mentes?"

 

Y él mismo se responde que el rostro de cualquier dios auténtico es el rostro de un mundo.(35)

 

Dionisos es el dios alegre, dios del brindis, el dios que abarca todo lo vivo y el que se burla de la mansedumbre y de la entrega resignada a favor de un tipo de decoro establecido socialmente; especialmente este simbolismo pone de manifiesto esa actitud tan característica de ciertas mujeres, afanosas siempre de sus tareas domésticas y poco inclinadas al trabajo interior y a la filosofía. Es por eso que de las mujeres dionisíacas que formaban su cortejo y que se entregaron de forma ritual a su demencia, se decía que por seguirle habían abandonado la esclavitud de la rueca y el telar. Es sin embargo la inteligencia de Ariadna, (una identificación de Afrodita y Deméter y venerada como ellas en ciertos santuarios), inventando la manera de salvar a Teseo de la cárcel que supone el laberinto al que éste entra a matar al Minotauro, la que inspira en el Dios del vino el amor hasta el punto de hacerla su esposa, siendo por esa unión que Ariadna, una mujer mortal, reinará por siempre coronada por su esposo en el Olimpo. Y es así, en forma de diadema como podemos distinguirla en el firmamento; se trata de la pequeña constelación de Primavera conocida como Corona Boreal, porque la forma que tiene la disposición de las estrellas que la integran es justamente la de la diadema de Ariadna.(36)

Marsilio Ficino siguiendo a Proclo y refiriéndose a la doctrina de Dionisio Areopagita (autor de los Nombres Divinos y La Jerarquía Celeste) dice:

 "Nuestro Dionisio expresa su euforia en la embriaguez de este vino dionisíaco. Escancia enigmas y canta en ditirambos. Para penetrar en las profundidades de sus significados, para imitar su forma de hablar casi órfica hay que conocer la furia divina."

 Dionisos, como Hermes con su caduceo, simboliza las dos energías del Cosmos, por tanto los extremos de las cosas, lo femenino y lo masculino, lo oscuro y lo luminoso o el yin y el yang, según el conocido símbolo de la tradición extremo oriental, y por eso mismo también es un símbolo que tiende a resaltar la necesidad de hallar la medida de todo, la justa proporción cuyos sinónimos son equilibrio y justicia. Por eso dicen del vino que tomándolo sin medida consume los nervios, en cambio con templanza reúne las fuerzas perdidas.

Su rico simbolismo, se resume y se reúne en sus dos aspectos polares, lo que representa una enseñanza de lo que significa la necesidad de unir siempre los opuestos, ya que en esa unión es donde de verdad se encuentra la esencia de la deidad.

Los artistas tradicionales, tanto poetas como literatos, así como pintores, escultores, etc. nos muestran la figura de Dionisos adornado con racimos de uva. Otras veces con el tirso, esto es, un báculo al que se le enreda hiedra y que en ocasiones está rematado por una piña(37), siendo ambos vegetales, hiedra y piña, también plantas identificativas del dios. Este tirso sacudido por las Ménades durante los rituales en honor al dios, simboliza el eje en torno al cual se enrosca la hiedra, lo cual lo identifica con el caduceo de Hermes al que también se enroscan dos serpientes.(38) Pero en este caso el tirso es además de ese eje una vara con la que el dios sacude a sus adeptos con el fin de despertarlos de su letargo y conducirlos por el camino de la luz y del Conocimiento (lo cual también comparte con Hermes). Es esta acción belicosa (pero necesaria en determinados momentos del proceso iniciático), de portar el tirso, la que le hace decir a Orfeo que Dionisos lo empuña y que con él va armado y profundamente irritado;(39) cosa que hace que este dios pagano, inserto en la médula del Hermetismo, esté también cercano a la paradoja oriental de las enseñanzas del Zen. Asimismo se representa a Dionisos con dos rostros, de modo que unas veces es un viejo barbado de rasgos ásperos y otras un joven alegre, risueño y sensual.

 Se trata con todas estas representaciones artísticas de resaltar un arte mayor: la enseñanza simbólica vehiculada por el dios que señala lo imprescindible de unir siempre los contrarios, en este caso la experiencia y la sabiduría del Dionisos anciano y el vigor y virginidad del adolescente. Esta imagen de vejez y juventud es precisamente la del perfil del alquimista, que es un puer senex, es decir un niño-viejo.

Existe todavía otra leyenda cretense también muy difundida donde Dionisos es Dionisos Zagreo, quien también aparece como hijo de Zeus pero en este caso engendrado por la secreta unión con Perséfone, su propia hija. En esta versión del mito se cuenta que la esposa de Zeus, Hera, enterada del nacimiento de Dionisos manda a los Titanes para que lo maten. Estos, una vez se apoderan del tierno infante, al que atraen con malas artes abusando de su ingenuidad (pues lo engañan mostrándole algunos juguetes, tales como el trompo, la pelota, el espejo o el juego de tabas), lo descuartizan y se lo comen. Sólo el corazón, dicen algunos textos tradicionales, es recogido por Atenea quien lo entrega al padre, Zeus. Este, terriblemente encolerizado por la fatalidad sufrida, con su rayo fulminante destruye a los titanes hasta convertirlos en cenizas. Se dice que de estas cenizas, que contenían tanto la naturaleza del dios como la de las furias titánicas, nació la presente humanidad, que tiene por eso mismo naturaleza animal y divina. Este mito está muy ligado a los misterios egipcios de Osiris, cuyo cuerpo de dios, descuartizado por Seth es reconstituido por Isis, es decir por la Sabiduría. 


Nota: Este texto es un fragmento de un artículo titulado "En Pos de Deméter", publicado originalmente el la Revista SYMBOLOS, Arte - Cultura -Gnosis, núm. 27-28. "Lo Femenino - La Mujer" Barcelona 2004,  en la época en que la dirigía su fundador Federico González. En la actualidad  se encuentra en la Web de la Librería 2 de Enero   

Una reciente versión más actualizada puede leerse en pdf en el blog de la BIBLIOTECA HERMETICA.COM 


                     

jueves, 1 de febrero de 2024

DEMÉTER Y DIONISO JUNTOS EN LOS RITOS DE ELEUSIS



En este quinto episodio contamos cómo después de veinte siglos celebrándose los ritos eleusinos en honor a Deméter, la diosa madre, y de su hija Perséfone, entraron a formar parte de esos misterios los ritos a dedicados a Dionisos, dios de la vid.

Fue en ese transcurrir del tiempo que la comitiva en honor a Deméter también fue encabezada por una imagen de Dionisos, el cual fue venerado junto a Apolo en otro gran centro iniciático, el santuario de Delfos. De ese modo los griegos celebraban juntas las fiestas de la vendimia y las de las mieses, el trigo principalmente, que junto al olivo conforman los grandes descubrimientos de la agricultura griega y romana (...)

En realidad podría hablarse de un coronamiento de los Misterios Iniciáticos para esa época, cuando Dionisos, el dios que tomará entre los romanos el nombre de Baco, entra a formar parte de las fiestas de Deméter.(...) Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=PkozbcCtnvE


domingo, 14 de enero de 2024

LOS MISTERIOS DE ELEUSIS II. "LAS TESMOFORIAS". Un ritual secreto y otro popular.


https://www.youtube.com/watch?v=gu4GN2alVSs
Episodio 4

El relato sagrado o hieros logos, de la leyenda de Deméter y Perséfone, como ya hemos indicado en episodios anteriores (ver en:• SOBRE LOS MITOS. Deméter los Misterio...  )  no sólo es el eje en torno al cual se realizaban las ceremonias de iniciación a los Misterios de Eleusis, sino que toda la comunidad tomaba también parte de este mito, pues además de los ritos secretos donde sólo participaban los iniciados existían en Grecia otros actos populares que entre otras cosas estructuraban el tiempo y también el espacio, es decir que ordenaban la sociedad con grandes celebraciones en honor a las diosas. Tanto los ritos secretos como los populares estaban igualmente asociados a los ciclos agrarios, que por ser duraciones universales han sido celebrados desde siempre por todos los pueblos antiguos (...)

Una de entre estas fiestas que tenían que ver con la fertilidad y en las que sólo participaban las mujeres, eran las denominadas Tesmoforias que se inauguraban en Atenas todos los años en otoño, después de la siembra, con una romería en la que las participantes actuaban en calidad de legisladoras de la ley de Deméter, lo cual está en relación con el propio epíteto de la diosa que justamente es Tesmóphoros, esto es "Legisladora". Estas ceremonias duraban tres días. El último de luna nueva y total oscurecimiento se vivía como el duelo que representaba el drama del rapto de Perséfone.

 Minuto 3:16 Tesmoforias


Escultura donde aparece Deméter junto 
a Perséfone iniciando ambas a Triptolemo








viernes, 29 de diciembre de 2023

viernes, 17 de noviembre de 2023

HEROIDAS DE OVIDIO. Mª Ángeles Díaz


Estos son los primeros cinco episodios del estudio que sobre las Heroidas de Ovidio vengo haciendo. Son vídeos-podcast que pueden verse u oírse en la siguiente dirección del canal de video-Arte documental que realizo junto a Francisco Ariza. Gracias a todos los amigos y suscriptores del canal.  

Ver en: https://www.youtube.com/playlist?list=PL0hwrcsSfC7K0hLpr96leatQlC5DzftbP

lunes, 6 de noviembre de 2023

FEDRA , Heroidas de Ovidio (TEXTO Y VIDEO PODCAST)

 


Epístola de Fedra a Hipólito (Heroida IV de Ovidio)

La misiva que antes de suicidarse escribe Fedra a Hipólito, su hijastro, revela el drama al que puede conducir la fuerza pasional e irrefrenable que posee Amor, al punto de ser un dios capaz de anteponerse a toda norma o formalidad. La leyenda de este amor que arrebata a Fedra y por el que Hipólito siente un enorme rechazo, deja ver el hecho que supuso para la humanidad establecer culturalmente los matrimonios como modelo exclusivo de unión dejándose de lado otras uniones hasta entonces permitidas, incluso cuando en ellas se daba la consanguineidad como es el caso de hermanos y hermanas. En realidad la unidad familiar que estableció el matrimonio acabó con esos otros modelos fracasados en la práctica por el desorden que suponía, especialmente para la crianza de los hijos que muchas veces quedaban, entre unos y otros, desamparados. Se cuenta que fue Cícrope, rey de Atenas, quien fundó esa unidad familiar, y lo hizo casando a una de sus hijas, la mediana Herse, con Hermes.

Podríamos decir que la pasión de amor que siente Fedra por Hipólito, hijo de su esposo Teseo, nos ejemplifica cómo, debido a un cambio de mentalidad, cierta clase de relaciones pasaron a ser vistas como inmorales, frente a una nueva civilización y un nuevo código ético.

Fedra se presenta como víctima de una fatídica atracción y de una pasión irreprimible que la llevó a ser la causante de una tragedia que concluye con su propio suicidio.

Fedra era una princesa cretense, hija de Minos y de Pasífae, y hermana de Ariadna, la que entregó a Teseo el hilo que le permitió salir del laberinto donde entró a matar al Minotauro, medio hermano de ambas jóvenes. Teseo se enamoró de las dos, casándose con Fedra, después de seducir y abandonar a Ariadna en la isla de Naxos, prosiguiendo su nave rumbo a Atenas. Hecho sobre el que volveremos cuando nos refiramos a la Heroida X.

Con Teseo Fedra tuvo dos hijos: Acamante y Demofonte, este último protagonista de la Heroida II junto con la bella Filis. Pasado el tiempo Fedra acaba enamorándose perdidamente de Hipólito, el hijo que su esposo había tenido con la reina de las amazonas antes de casarse con ella.

El ardor amoroso que Fedra siente por el joven hijastro comienza mientras Teseo se encuentra ausente y ella, viendo constantemente al muchacho que tanto parecido tiene con su padre, se enamora perdidamente de él. Dice Fedra que el joven, “con su pelo revuelto y aspecto desaliñado”, le recordaba al propio Teseo cuando llegó a Creta donde fue a matar al Minotauro. Un recuerdo que a Fedra le devuelve la juventud transportándola a un tiempo donde esa clase de relación era lícita. No obstante, el muchacho alejado culturalmente de esa época y habiéndose consagrado a Diana, la diosa cazadora, no concibe tal relación con su madrastra y la rechaza, algo que Fedra no puede soportar, por lo que herida y despechada levanta contra Hipólito una falsa acusación. Lo calumnia ante su padre de haber tratado de violarla.

De las drásticas represalias que Teseo tomó contra su hijo se hacen eco, además de Ovidio, Eurípides y Séneca, así como Jean Racine en el siglo XVIII, Sor Juana Inés de la Cruz y otros autores.  Todos ellos reconstruyen el relato de esta tragedia, aportando, unos y otros, variaciones que complementan el mito en cuanto al simbolismo contenido en esta leyenda. No es Fedra, con su irreprimible pasión de amor, la dama que con el tiempo adoraron los Fieles de Amor, organización a cuya cabeza estuvo Dante. Para ellos la dama de la que deseaban enamorase y que les espoleara hasta hacerles sentir esa misma pasión de amor que sintió Fedra por Hipólito, debía además no obnubilarles la la razón.

Sin embargo, Fedra no es capaz de mantener el engaño, ni tampoco de vivir con el desprecio de Hipólito que no ha querido ni verla. Así pues, tras revelar públicamente la verdad de su crimen, ella misma se da muerte.

 Antes de suicidarse escribe en una tablilla una carta a Hipólito. En ella trata de explicarle que el rechazo que él siente hacia su amor, por ser ella su madrastra, es solo un prejuicio cultural en otro tiempo aceptado. También le cuenta que Amor es una fuerza mayor que ni admite reglas de conveniencia, ni está en su mano el poderlo disimular. Tal vez, se pregunta Fedra, si la clase de amor que ella siente, un amor prohibido, no será acaso el sino de su estirpe, algo así como un tributo impuesto por la propia Venus a su linaje humano, puesto que su propia madre, Pasifae, tampoco pudo dominar su arrebato amoroso hacia aquel bello toro, del que engendró a su hermano, un monstruo medio toro y medio hombre. De hecho ese mito se inicia con la propia Europa, una princesa fenicia seducida por un dios griego, Zeus, que para unirse a ella también se transforma en un toro.

Fedra añade que nada se le puede prohibir a Amor, pues domina por encima de los demás dioses. También le recuerda al joven que también su propio padre, el admirado Teseo, se sintió enamorado a la vez de dos hermanas, de ella y de Ariadna.

Fedra cree que de haber aceptado Hipólito la relación, siendo madrastra e hijastro, y viviendo bajo el mismo techo, podrían haber mantenido su idilio oculto y libre para expresarse en público, ya que los demás hubieran tomado ese amor como el que se da entre una madre y su hijo. Hipólito, que no ha querido ni escucharla debido a la gran hostilidad que le provoca la situación, tiene ahora entre sus manos la carta póstuma de Fedra donde esta le declara abiertamente sus sentimientos y el modo en que se ha sentido dominada por esa poderosa deidad llamada Amor, cuyas órdenes no es posible desoír hasta el punto de dictarle incluso el redactado de la carta que hemos sintetizado. Seguir texto en el vídeo-podcast

https://www.youtube.com/watch?v=l6n8-If37ZI

@LaMemoriadeCaliope


domingo, 15 de octubre de 2023

LA FILOSOFÍA DE LAS ARTES LIBERALES EN LA MASONERÍA (Vídeo-Podcast)

Esta es una recopilación sintética de lo que significan las "Siete Artes Liberales" para la Masonería, esto es la Gramática, Retórica, Lógica, Aritmética, Geometría, Música y Astronomía.

Está síntesis simbólica y filosófica está realizada por Albert G. Mackey's, un investigador masón, grado 33, en su diccionario enciclopédico de la Francmasonería.

Para muchos esta recopilación está considerada como una de las más rigurosas fuentes de información existentes sobre el tema.

Esta traducción fue realizada por Adara Mª Ariza Díaz para "El Taller, Revista de Estudios Masónicos", dirigida por Francisco Ariza y leída en una Logia Femenina que trabajó bajo los auspicios de la Gran Logia Operativa Latina y Americana, de la que fue serenísimo Gran Maestre, Federico González

El vídeo-podcast está editado por el canal de la Biblioteca Hermética y La Memoria de Calíope, al que les invitamos a suscribirse. @LaMemoriadeCaliope 


jueves, 28 de septiembre de 2023

ANATOMÍA DE LA MELANCOLÍA Robert Burton (Podcast)

Escribir sobre aquello que te hiere es una forma de enfrentar el dolor y la dolencia que este provoca. Robert Burton escribió una obra colosal, "Anatomía de la Melancolía" (1621), para huir la ella.  Buscó conocer sus fundamentos y cómo esta tristeza es consubstancial, en grados diferentes, a todos los seres humanos.

Su gran erudición, obtenida de los muchos libros que llegó a leer en la gran biblioteca de la Universidad de Oxford de la que se ocupó durante toda su vida, le llevaron a indagar en esa enfermedad o tristeza del alma, esto es, en la depresión y la melancolía en general. En cómo aliviarla y a veces curarla. Y lo hizo investigándola desde todos los puntos de vista, científicos, médicos, neurológicos, ambientales y también filosóficos, aportando una memoria de autores y citas de inabarcable ramificación que hace de esta obra una de las más importantes de la literatura universal y un hito de la cultura occidental.

Robert Burton, como decimos un bibliotecario siempre rodeado de libros, tuvo noticia a través de ellos, de países lejanos, de monumentos que él nunca llega a ver, y por ello sus conocimientos  procedían de los escritos y fotografías de los viajeros que los habían visitado, y por consiguiente sus reflexiones, todas, giraban en torno a esos autores que engrosaban las estanterías de esa inmensa biblioteca cuyos estantes sí conocía a la perfección. Efectivamente estaban ordenados con miles de libros que al mismo tiempo que alimentaban su alma, la enfermaban de nostalgia al punto de considerar que una triste dama, a la que llama "mi señora melancolía", "mi egregia" o "mi genio maligno" (Malus genius), lo había seducido, embargándolo hasta el punto de haber quebrantado su salud,

"Escribo sobre la melancolía para mantenerme ocupado y así evitar la melancolía"

En este podcast podéis escuchar un pequeñísimo fragmento de esta monumental obra:

Libro de Burton completo

PODCAST COMPLETO




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domingo, 11 de junio de 2023

LA DANZA, ARTE DEL HERMETISMO RENACENTISTA. Mª Ángeles Díaz


"Los Placeres de la Danza", Andrea di Bonaiuto (1365). Capilla de los españoles en Santa Maria Novella. Florencia.

    A Guglielmo Ebreo (1420-1484) le debemos nada menos que el único tratado que sobre la danza existe: El Arte de danzar y dirigir conjuntos, donde cita a su maestro: Domenico de Piacenza, un pitagórico, quien fuera Maestro de Danza y de Ceremonias en Ferrara, con la familia d'Este. Por ello es a ambos a quienes se les considera responsables de haber elevado la danza a la categoría de Arte liberal, siendo además los inventores del oficio de coreógrafo y creadores del ballet. Y aunque es opinión generalizada que este baile es una danza francesa, en realidad es en Francia donde el ballet (de balletto) murió, y en su lugar emergió el edulcorado ballet actual, que se contradice totalmente con los principios de la danza enunciados por sus creadores, para quienes lo más importante es la armonía, y nunca la postura forzada y la contorsión corporal que no pueden formar parte de la esencia de la danza, ya que esta, según sus creadores, debe ser la expresión misma de la armonía cósmica, idea emanada de la filosofía platónica a través del círculo intelectual de Ficino.[1]

    De Guglielmo Ebreo es  De pratica seu arte tripudii vulgare opusculum (obra escrita hacia 1463), donde explica, por ejemplo, que el Balletto in due o Ballo Amoroso, simboliza la concordia, por lo que todos los movimientos y gestos deben ser mesurados, señalando que:

La virtud del danzante nace cuando complementa los movimientos del cuerpo con los movimientos del espíritu, sea cual fuere la danza.

De pratica seu arte tripudii, Folio 21v

Guglielmo Ebreo estaba relacionado con el grupo de Ficino, especialmente se conoce su relación con Lorenzo de Medici a quien le gustaba componer canciones que compartía con Guglielmo.  

    Para este maestro el arte de la danza posee seis reglas principales, a saber:  medida o compás, memoria, división del espacio, ligereza o aire, manera o estilo y finalmente la expresión corporal.

    La importancia de la obra de Guglielmo se acentúa porque en ella recoge, junto a las suyas propias, coreografías de su maestro: Domenico de Piacenza. Dicha obra alcanzó una gran popularidad circulando por casi todas las Cortes italianas en copias manuscritas. 

    Del prestigio y fama de los que gozaron estos dos músicos y coreógrafos entre los intelectuales y nobles del Renacimiento, da testimonio el hecho de que ambos fueran condecorados como Caballeros de la Orden de la «Espuela de Oro», un título que se otorgaba a los príncipes y jefes de Estado. Guglielmo, por consejo de sus amigos hermetistas y para eludir las grandes suspicacias que comenzaron a suscitarse en Europa contra los judíos, se convirtió al catolicismo y de cara al exterior cambió su nombre por el de Giovanni Ambrosio.

    Lo cierto es que, en cuanto a la danza se refiere, podemos decir que el movimiento humanista trasformó los bailes campesinos (que desaparecieron totalmente de la Corte junto a otros movimientos más estáticos de la danza medieval basados en las posturas de la esgrima) en bellas escenificaciones donde cobra protagonismo el compás, el ritmo, la memorización de los gestos y el número de los pasos, poniendo interés en no crear un estilo afectado, ni tampoco estridente. 

    Guglielmo habla de nueve normas naturales para la Danza que denomina: 'paso-simple', 'paso-doble', 'repetición', 'posición', 'reverencia', 'vuelta' y 'media-vuelta'. Todo ello aderezado por la gracia natural en el salto y la elevación. También menciona tres elementos accidentales, o artificiales: 'el estrechat', 'el paso corrido' y 'el cambio de pie'.

Es la dulce música o el canto lo que penetrando por el oido llega al corazón y de ahí mueve los pies y el resto del cuerpo. Así nace la danza.

    De Guglielmo Ebreo es esta definición sobre la danza que tiene a la Música y el Canto como forma natural de inspiración:

La suave armonía del dulce canto

llega al oído y hasta el corazón,

de tal dulzura nace un vivo ardor

del cual surge la danza que tanto gusta



 [1] Por cierto que Joscelyn Godwin (cuyos primeros escritos a muchos nos llegaron a través de la revista Symbolos en la época en que esta se editaba en papel y la dirigia Federico González) ha tratado con bastante lucidez este tema en su obra Armonías del Cielo y de la Tierra. La Dimensión Espiritual de la Música.

sábado, 10 de junio de 2023

A PROPÓSITO DEL GRANADO


El granado es el árbol más bonito de mi jardín, y el que más me recuerda al rico simbolismo que posee en nuestra cultura, asociado al mito de las dos diosas Deméter, la diosa madre, y Perséfone, su joven hija, identificada también con Afrodita. De hecho, la granada es un fruto tradicionalmente presente, por un lado en los ritos matrimoniales, de ahí que las novias en la antigua Roma adornaran su cabello con la flor del granado, y por otro a los ritos funerarios de algunos pueblos del Mediterráneo antiguo.

Con el descenso de Perséfone al reino de Hades para dejarse amar por el dios del inframundo, se une lo dulce con lo amargo, tal cual es el sabor de la granada. El sacrificio de Perséfone, muriendo periódicamente por amor, es idéntico al de la semilla que tras su muerte en las entrañas de la tierra renace y vuelve con Deméter, la diosa del vestido verde, como planta llena de vida. Todo ello es una evocación a los misterios del amor y de la muerte.

De esa asociación simbólica "los humanistas y maestros herméticos del Renacimiento, que recogieron las enseñanzas de Platón y la mitología órfica y greco-romana, hablaban de los misterios del Amor identificándolos con los misterios de la muerte que son, al fin y al cabo, los misterios de la iniciación, y explicaban que morir es ser amado por un dios, y viceversa, que amar era morir y ser muerto por un dios. En realidad se trata de un sacrificio (de un acto sagrado), pues no hay nacimiento a la realidad del Espíritu, es decir al Conocimiento, sin que esto suponga una muerte o superación de las limitaciones propias de lo humano".





Más sobre el tema: https://dmiventana.blogspot.com/2016/03/simbolismo-de-la-granada.html?m=0

Cita: Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Federico González y Colaboradores
 

jueves, 1 de junio de 2023

SOBRE DEMONOLOGÍA. MIGUEL PSELOS. PLATÓNICO BIZANTINO, SIGLO XI


Miguel Pselos, quien recibió el título de “cónsul de los filósofos” es el máximo representante del Renacimiento Bizantino del siglo XI, de ahí que su figura nos revela que el modelo renacentista que conocemos, surgido en torno al humanismo de la Academia platónica de Florencia, tuvo su antecedente siglos antes, época de la que en verdad procede nuestra herencia cultural.

Pselos es autor de una inmensa y polifacética obra, pues su versatilidad ha sido calificada de proverbial. Safo, los Himnos Órficos, Platón, Plutarco u Homero son, entre otros, autores presentes en sus obras y en sus célebres discursos pues, según se documenta, a sus clases asistían alumnos de toda la tierra, celtas, persas, etíopes y egipcios.

En él siempre predominó un carácter didáctico y conciliador ligado a la recuperación de la antigüedad clásica como ideal de formación para el ser humano, sosteniendo la unidad del pensamiento griego y cristiano, cosa que le trajo muchos problemas con la iglesia de su época.

Miguel Pselos es uno de los personajes que nos salieron al paso en nuestro paradigmático viaje a las islas Cícladas ya que estuvo residiendo un tiempo en Andros. Desde ese momento hemos tenido el privilegio de tratar en distintos lugares de su obra y de su figura. 

Hoy me gustaría compartir con los interesados unos párrafos de una de sus obras en la que trata de la actividad de los demonios (Perí energeías daimónôn) donde acomete esa difícil tarea que es escribir acerca de estos, explicar qué significa verdaderamente esa energía y cómo reconocerla en uno.

Esta obra, pretendiendo dar luz sobre esa clase de asuntos, quedó en el oscurantismo hasta que Marsilio Ficino la tradujo moviendo con ella las conciencias de muchos y provocando un enorme interés entre los más relevantes pensadores, «amigos de Ficino en la Ciudad Celeste» como son Cornelio Agrippa y Giordano Bruno, entre otros, que ampliaron y difundieron la obra de Pselos. La fórmula literaria que escogió Pselos para hablar del demonio a sus contemporáneos es la de su maestro Platón, o sea, un diálogo, en este caso entre Timeo y Tracio, dos personajes que encaran la cuestión.

 “Hay seis clases de demonios en este mundo sublunar. El primero es el ígneo, el cual se mueve por el aire que está encima de nosotros; el segundo, también anda por el aire y le llaman aéreo; el tercero es terrestre; el cuarto es el acuático y marino; el quinto el subterráneo y el sexto, finalmente, es el llamado lucífugo. De las especies citadas, la acuática ahoga a los que van por las aguas; la subterránea y la lucífuga se introducen en las entrañas que producen asfixia, epilepsia e incluso demencia en los hombres; pero los aéreos y terrestres son los más temibles y astutos de todos, ya que buscan y engañan disimuladamente las mentes de los hombres, produciéndoles inusitados y crueles sufrimientos. Todas estas clases de demonios, odian a Dios y al hombre, ya que envidian la figura con que éste último ha sido honrado, de tal suerte que nada los satisface más como ver caer a éste en desvarío.

Tracio: Un demonio, en efecto, es una entidad espiritual que introduce ensoñaciones, pasiones, temores o deseos en nuestra alma.

Timeo: Pero ¿cómo y por medio de qué pueden hacer esto?

Tracio: Se acercan a nuestro espíritu imaginativo y, espíritus como son también ellos, nos susurran palabras sobre sensaciones y placeres, no con voces estridentes ni ruidosas, sino instiladas por ellos sin ruido alguno.

Timeo: Pero es imposible que puedan emitir palabras sin sonido alguno.

Tracio: No necesitan hacerlo, pues actúan directamente sobre el espíritu; cuando el que habla está muy lejos del que oye, precisa gritos muy fuertes; si está a su lado, le basta susurrar en su oído, y si de algún modo se le pudiera introducir en el espíritu del alma, no necesitaría ningún sonido".  


Mª Ángeles Díaz

Fragmento de mi libro: Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual

Editado por SYMBOLOS


Imagen y fuente: Judas y Satanás (detalle). Benoist-Hermogast Molin (1880).

lunes, 22 de mayo de 2023

SOBRE LA PIEDAD QUE SIENTE DANTE POR LOS QUE EL AMOR HA CONDUCIDO A LA MUERTE


Dante meditando las palabras de Francesca. Joseph Noel Paton (1881-1901)

Errantes e impelidas por el viento vagan las almas en el segundo círculo del infierno. Allí encuentra Dante a Francesca de Rímini que cuenta al poeta la conmovedora narración de su desgracia al haber abandonado la vida, junto a su amante Paolo, hermano de su marido, a manos del esposo burlado.

Dante siente una gran compasión por las atormentadas almas que allí se encuentran,  pues todas ellas sufren el tremendo dolor de haber sido la causa, por amor, de teñir de sangre el mundo.

Allí, entre otros, se encuentran Helena y Paris, causantes de la cruenta guerra de Troya. También está Aquiles quien por amor a Briseida volvió al combate causando la muerte al gran príncipe Héctor que nunca quiso la contienda.

También está en ese círculo infernal Cleopatra, y Dido, reina de Cartago, a quien la pasión amorosa hizo que se prendara de un hermoso cuerpo, lo cual acabó llevándola al suicidio y a quebrantar la promesa hecha a las cenizas de su esposo, el sacerdote Siqueo.

Apesadumbrado el poeta por el sufrimiento que padecen aquellas almas se detiene ante Francesca quien, con tremenda congoja, agradece al poeta su compasión e interés por todos los que allí purgan con el dolor el haberse visto arrastrados por su pasión amorosa. La sombra de Francesca cuenta al poeta, mezclando el llanto a las palabras, de qué modo cayó en las redes del amor

Fue un día en el que estaban ella y Paolo leyendo, por entretenimiento, las aventuras de amor entre Lancelot y Ginebra: 

“aquella lectura –explica Francesca- hizo que nuestros ojos se buscaran muchas veces y que palideciera nuestro semblante; mas un solo pasaje fue el que decidió de nosotros. Cuando leímos que la deseada sonrisa de la amada fue interrumpida por un beso tembloroso en la boca: el libro y quien lo escribió fue para nosotros otro Galehaut [intermediario en los amoríos entre Lancelot y Ginebra]; aquel día ya no leímos más”.

Tras escuchar el relato rememorando aquel momento feliz que les había llevado a la miseria, Dante siente tal sobrecogimiento que cae desvanecido. Así lo cuenta el poeta:

“Mientras un alma decía esto, la otra lloraba de tal modo que, vencido por la piedad, me sentí desfallecer y caí como cae un cuerpo muerto”
.Mª Angeles Díaz

Episodio relatado en el canto V de la Divina Comedia

Francesca de Rimini y Paolo Malatesta. Jan Bogaerts (1878-1962)




Francesca y Paolo. Gabriel Rosetti (1828-1882) 


Francesca y Paolo. Gustav Doré  (1832-1883)


martes, 16 de mayo de 2023

SOBRE LA “EMBLEMÁTICA ALQUÍMICA”


Alciato. Emblema XXXVI

Que hay que resistir en la adversidad"
*

"La palmera aguanta el peso y se levanta en arco
Y cuanto más se la tensa más levanta la carga.
Lleva perfumadas bayas, dulces golosinas,
que son tenidas en los banquetes
como primer regalo.
Ve niño, y subiéndote a las ramas, cógelas
Quien se mantiene constante en su propósito,
obtendrá un merecido premio a su voluntad”.


Ilustrar una idea mediante una imagen, un animal, una planta, etc., es una cuestión que podemos muy bien situar, como punto de partida, en los jeroglíficos egipcios, y más concretamente en la revelación de su significado a partir de la explicación que de ellos hizo Horapolo del Nilo, el último sacerdote del templo de Isis, que lo dejó escrito en un manuscrito conservado durante siglos en Andros, una pequeña isla de las Cícladas, en el mar Egeo.

Este hallazgo, apenas inadvertido, entregado por el cartógrafo Buondelmonte a Marsilio Ficino para su estudio, ha sido transcendental para nuestra cultura dado que fue la base para que el francés Champollión pudiera descifrar la Piedra de Rosetta y con ello los jeroglíficos egipcios.

Para los hermetistas del Renacimiento el manuscrito de Horapolo dando a conocer lo que los sacerdotes egipcios transmitían con imágenes, fue de una gran enseñanza dado que les inspiró una manera de comunicar incluso lo incomunicable, pues obtuvieron las claves para la creación de un metalenguaje capaz de leer las señales del Cosmos entero y aplicarlas a los conocimientos de la alquimia humana.

Andrea Alciato (1492-1550) y Michael Maier (1568-1622) son dos excelentes ejemplos, pues ambos crearon muchos emblemas mediante ese metalenguaje alquímico que rompe cualquier barrera idiomática y que por lo tanto porta toda la fuerza de transmisión de un mensaje directo al alma de cualquier persona que penetre en ellos.

La “emblemática alquímica”, como forma de lenguaje, despierta la inteligencia y muestra, a través de la analogía, las ideas-fuerza y los arquetipos que operan en nuestra conciencia del mismo modo que lo hacen en los metales, minerales, las plantas o los animales.

Es por ello que la emblemática alquímica forma parte del proceso de la iniciación para quienes están realizando un viaje interior y han penetrado, por propia decisión, en la caverna-matriz de su corazón con la resuelta intención de engendrarse a sí mismos.

Por consiguiente la ciencia en la que se basan los emblemas alquímicos es, para quienes desean fervientemente conocer la naturaleza de su propia alma y buscan la verdad de su ser, un medio que les permite gozar de una perspectiva del mundo amplificada, por elevación, lo cual puede ser equiparado, efectivamente, a un “nuevo nacimiento”, pues no otra cosa es la iniciación a los misterios sino una oportunidad de encontrar una manera casi mágica de descubrir el mundo a través de los  símbolos, que serán la guía y el modelo que se reflejará en nuestro pensamiento y en las acciones y hechos de nuestra vida cotidiana.

La enseñanza del emblema de Alciato que hemos seleccionado es la de una palmera fénix a una de cuyas ramas permanece agarrado un personaje que, por efecto de la reacción, dureza y elasticidad de dicha palma, unido y su perseverancia en mantenerse asido a ella, es naturalmente elevado. La interpretación de este emblema hace de la palmera-fénix un símbolo de la propia Tradición espiritual, capaz de elevar al ser humano que persevera y se aferra a ella para desentrañar su simbólica con el propósito de alcanzar a conocer sus propios estados superiores. Pues, como es sabido, conocer es ser.  Mª Ángeles Díaz


***

Ilustración: "Serie Teatro Hermético de la Memoria" Nº 69 y 5. Inspirada en el Teatro de la Memoria de Federico González Frías, del que formamos parte.