lunes, 11 de agosto de 2008

Teatro de la Memoria y Antología

Como saben los que siguen este espacio, tengo la suerte de asistir desde dentro y como periodista (o blogger) a los ensayos de la Colegiata Marsilio Ficino y por lo tanto de ser espectadora de excepción del nacimiento de este movimiento hermético del “Teatro de la Memoria”. Esta circunstancia me ha permitido recabar en los camerinos y pasillos donde se ensayaba En el Útero del Cosmos, ciertas informaciones y grabar algunas frases que se pronunciaron y que publico porque considero que tienen toda la fuerza de una idea fundadora.


El Teatro de la Memoria es el olvido de la estulticia reiterada.






La intimidad es el lugar de la Memoria.









El mapa de la memoria es la estela de los dioses. Nunca la sucesión de días y noches.





La memoria es el segundo y tercer nacimiento.





Gloriosa o penosamente, olvidarse de ser es llegar a la nada absoluta.

Aquí trasmutamos tiempo por absoluto, aunque los garfios del olvido se aferran a la ignorancia.





Amándose se es amado, repite el vendedor de esperanzas.



El teatro de la memoria es la realidad del aquí y ahora.





Nada más esquivo que la realidad.








El teatro profano de hoy es análogo al asilo de mañana.









El patrón del circo tiene que pagar el próximo alquiler del local y no tiene con qué, o sea que no pasa nada.












ANTOLOGIA de Federico González

Por otro lado, y dado que ambas cosas están intimamente ligadas, este espacio también quiere sumarse a todos aquellos que han destacado la aparición de Antología, de Federico González, aportando unas palabras pronunciadas por Francisco Ariza durante la presentación en Barcelona de dicho libro, pues se trata de la mejor exposición que hemos oído o leído acerca de la obra de Federico González y su carácter principal de adaptación, actualización y síntesis de la doctrina tradicional. Esperamos ver completo en la red este texto de Francisco (de lo cual nos haremos eco en su momento) pues por la cantidad de ideas expresadas ha sido tremendamente difícil hacer de él un resumen.

Sobre estas líneas, y de izquierda a derecha, Raúl Herrero, Francisco Ariza y Federico González durante la presentación de la obra el pasado 19 de junio de 2008 en Barcelona. Al mismo acto pertenecen estas últimas fotos.

"-La obra de Federico establece por su intermedio un vínculo no tan sólo con una determinada forma tradicional, ya sea la Hermética, la Precolombina o cualquier otra, sino con el modelo original de todas ellas, con la Tradición Primordial, también llamada Filosofía Perenne o Tradición Unánime. Es decir que nos encontramos ante una obra que se nutre directamente de las ideas y principios universales, que además estas ideas y principios están expresadas a través de un discurso donde su didáctica se conjuga con el necesario rigor intelectual, y el resultado de todo ello adquiere el nombre de Belleza, que al decir de Platón es el resplandor de lo verdadero.

El prestigioso investigador de la historia del esoterismo Jean-Pierre Laurant, en un libro recientemente publicado: René Guénon. Les Enjeux d’une lecture, dice lo siguiente:

América Latina ha sido visitada por el pensamiento de Guénon llevando una nueva mirada sobre la tradición que enseguida alcanzó a España (...) Una de las llaves maestras de este movimiento es Federico González que publica en 1985 Introducción a la Ciencia Sagrada: Programa Agartha, de nombre evocador, inaugurando un ciclo de enseñanza tradicional destinada a la Argentina, Brasil, Colombia y Ecuador, así como a México y Costa Rica. Federico González edita en Guatemala la revista Symbolos desde 1991; ella difunde en lengua española los textos de René Guénon y los trabajos concebidos en el espíritu tradicional en francés y en inglés principalmente (...) La franc-masonería y el hermetismo ocupan un lugar privilegiado en la visión de la tradición universal de Federico González, como se puede constatar en el balance establecido con Esoterismo Siglo XXI.

En efecto, la obra de Federico es una llave maestra que ha servido para introducir en Hispanoamérica (es decir en España y América) el pensamiento tradicional que comenzó a despuntar nuevamente en Occidente a principios del siglo XX gracias a la obra de René Guénon

-Una obra en concordancia con la de todos los que han integrado e integran la “cadena áurea” que ilumina la Historia desde tiempo inmemorial, es también eso: un antídoto contra el olvido y la desmemoria de nuestra identidad, o sea que el conjunto de toda ella constituye una anamnesis, un “recuerdo de sí” como decía Platón al referirse a la función principal de la Filosofía, que no es otra que la de contribuir a que el hombre no pierda su filiación con la Sabiduría, o sea el amor hacia la diosa Sofía.

-En muchas ocasiones, leyendo cualquier libro de Federico, por ejemplo El Simbolismo de la Rueda, o Los Símbolos Precolombinos, o Simbolismo y Arte, o Las Utopías Renacentistas, o Presencia Viva de la Cábala, o En el Vientre de la Ballena, etc., nos encontramos con la constante evocación de esa Tradición primigenia y los diversos vehículos simbólicos que la ejemplifican, hasta que repentinamente esa evocación cristaliza en una certeza que se traduce en nuestro interior como el nacimiento a una realidad muy concreta pese a su intangibilidad: el vínculo con esa Tradición y el comienzo de una nueva andadura existencial que en su cotidianidad va reconociendo poco a poco la impronta que en ella deja una realidad vertical siempre presente. Como se dice en el Taoísmo (una tradición muy cercana a la Alquimia y el Hermetismo) esa realidad vertical no es otra que la “atracción de la voluntad del Cielo”. En este sentido, Federico ha dicho numerosas veces, en sus libros, conferencias y clases que “la revelación es coetánea con el tiempo”, o sea que siempre es posible encarnar el Ser, que en cualquier circunstancia histórica o personal siempre existe una coyuntura favorable para ello, una escisión en el tiempo reiterativo y circular que permite que el “jardín del alma florezca y el Conocimiento se haga en nosotros”.

-La obra de Federico es, aquí y ahora, esa coyuntura favorable, por donde la revelación de un Pensamiento universal, de una Filosofía Perenne, se hace coetánea con nuestra circunstancia histórica y personal.

-En este sentido la anamnesis platónica es también el recuerdo del tiempo mítico, o sea la recuperación de una memoria que permanecía oculta en el fondo de nuestra conciencia y que el contacto salutífero con el lenguaje simbólico hace aflorar; y entonces la propia vivencia del tiempo adquiere otra dimensión, donde en vez de ser un obstáculo que nos oprime se convierte en un instrumento que nos libera de sus condicionamientos.

-Quisiéramos añadir además que en este libro de la Rueda Federico sintetiza el fruto de toda una enseñanza realizada a lo largo de muchos años, y en este sentido también podemos considerar como parte de su obra los muchos años que estuvo dedicado a la transmisión oral a través de los cursos y conferencias dictados a lo largo y ancho de América y España. Y desde luego también podemos considerar como parte de ella a la revista SYMBOLOS (y la página telemática del mismo nombre), así como la creación de los distintos Centros de Estudios Simbólicos, como los de Barcelona y Zaragoza. Y últimamente ha fundado “La Colegiata Marsilio Ficino” dedicada a la difusión del Teatro de la Memoria.
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-La obra de Federico, volvemos a repetir, ha sintetizado las ideas universales, y es como tener a nuestra disposición toda una Sabiduría que viene del fondo de los tiempos, pudiendo acceder a ella siempre y cuando, claro está, así lo queramos y lo deseemos. Sin duda ninguna la Tradición también está viva en la obra de Federico González, como lo demuestra esta Antología de la misma." Francisco Ariza
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Lista de vínculos a otras reseñas y notas sobre esta Antología:
* El Arka. Revista de Artes y Letras
Federico González Frías, en primer plano, Francisco Ariza, enmedio, y Raúl Herrero, durante la presentación.