lunes, 27 de abril de 2015

La Dama del Armiño

Cecilia Gallerani retratada por Leonardo da Vinci cuando ambos residían en el Castillo de los Sforza, en Milán. Ella como amante del Duque Ludovico y él como maestro de ceremonias.

¿A quién guardas rencor, a quién envidias, Naturaleza?
¡A da Vinci, que pintó una de tus estrellas!
Cecilia, tan bella hoy es aquella
Frente a cuyos ojos el sol parece sombra oscura.
Tuyo es el honor, aun cuando su pintura
Nos de a entender que escucha, y no habla.
Piensa que cuanto más viva y hermosa aparezca
Tanto mayor será tu dicha futura.
Dale las gracias pues a Ludovico, o bien
Al ingenio y la mano de Leonardo,
Que te permiten participar de la posteridad.
Quienes la vean, por más tiempo que haya pasado
Dirán al verla viva: así nos basta
Para entender qué es arte y qué es naturaleza.

Bernardo Bellincioni, le escribió éste y otros poemas, aunque no fue el único que le expresó su admiración.

Comparada con Aspasia en belleza y encanto y con Safo por su poesía, Cecilia Gallerani, o Cecilia Bergamini Visconti, más conocida como la "Dama del Armiño", destacó por su donaire y talento siendo la primera mujer en mantener una tertulia filosófica y literaria en su palacio, a donde acudían, por ejemplo, Leonardo, Bellincioni, Paccioli, Bandello y otras figuras destacas del mundo de las artes, las ciencias y las letras.
Cecilia es una de las mujeres que aparecen en nuestro próximo libro y de cuyo rastro luminoso nos serviremos para incursionar en el ambiente de las Cortes Renacentistas y en el entorno femenino de la Academia Platónica de Marsilio Ficino, descubriendo, entre otras cosas, por qué Leonardo la pintó con semejante animal salvaje.



martes, 21 de abril de 2015

Itinerario de Hernán Cortés

Desde el día uno de diciembre de 2014 y hasta el tres de mayo de 2015, el Centro de exposiciones Arte Canal (Plaza Castilla de Madrid), expone una serie de piezas extraordinarias traídas en su gran mayoría del Museo Nacional de Antropología de México. El tema que las ha reunido es el itinerario que recorrió Hernán Cortés cuando llegó al vasto país de los aztecas, y todo aquello que vio y aconteció, durante su incursión en aquellas tierras.

Según se dice en el excelente Catálogo, se trata de "la primera exposición de carácter inédito e internacional sobre la figura de Hernán Cortes" y en ella se recogen, a través de pinturas, esculturas, objetos personales (como el penacho de plumas de quetzal de Moctezuma, etc.) los hechos históricos más relevantes que tuvieron lugar durante esa trascendente época, siendo el propio Cortés, obviamente, uno de sus protagonistas. Toda una serie de escenas que nos dan a conocer el fuerte impacto que ambas culturas recibieron y las formas en que se relacionaron estos dos mundos.

Se trata pues de un relato visual que muestra formidables esculturas representando muchas de ellas a los principales dioses aztecas las cuales, además, manifiestan la excelencia del arte y la cultura náhuatl, junto al rico y variado repertorio de representaciones de su fauna y flora sagrada, los códices realizados por los propios indígenas tanto antes como después de la llegada de Cortés al territorio mesoamericano, o los realizados por los misioneros, y en donde ese pueblo amerindio expresa su Cosmogonía. Todavía tenemos en la retina esas enormes esculturas de Quetzalcóatl representado como "serpiente emplumada", o a Chalchiuhtlicue, la preciosa diosa de la "falda de jade".

Mapas y grabados de México-Tenochtitlán, la capital del Imperio, el mapa de Juan de la Cosa, donde se recoge por primera vez el continente americano o pinturas donde se plasman distintos episodios del enfrentamiento bélico que tuvo lugar, pero también vemos representadas parejas mestizas, como la formada por el propio Cortés y la bella princesa conocida como la Malinche.

Asimismo distintas representaciones del emperador Moctezuma (como ese grabado donde se le ve contemplando el meteorito que anuncia la llegada de los extranjeros), otras de personajes vestidos de la época y todo ello reflejando perfectamente el choque cultural de dos humanidades cuyo destino era al fin fusionarse en un solo pueblo, dando lugar a la realidad del México posterior a la conquista.

Siendo el relato de un itinerario, se hace hincapié igualmente en la geografía mexicana tan variada y tan poderosa, con la presencia de sus valles, sus llanuras, sus montañas como esos impresionantes volcanes Popocatepetl e Iztaccíhuatl, por cuyas faldas pasaría el conquistador español antes de entrar en el Valle de México en dirección a la capital.


A continuación, algunas de las imágenes expuestas:


“…á la hora de la media noche vio salir el cometa con aquella cabellera tan linda y tan resplandeciente, que se quedó como atónito, acordándose de lo que Nezaualpilli le había dicho, quedó tan atemorizado que pensó en aquella hora ser muerto.”


Códice Durán (capítulo LXIII, imagen y texto).

Guerrero con cabeza de Águila

Encuentro entre el Cortés y Moctezuma siendo traducidos por la Malinche. Fragmento de un mural. Roberto Cueva del Río


Quetzalcóatl representado como "serpiente emplumada"


Penacho Imperial de Moctezuma

Tortuga, entidad con la que representaban a los guerreros muertos. Cultura Mexica.

 Mapa de Juan de la Cosa, hacia 1500, primero donde se incluye el nuevo continente.(Museo Naval de Madrid)
Hernán Cortés y Moctezuma, entrevistándose sentados en sillas de caderas, siendo traducidos por la Malinche. Lienzo Tlaxcala. Alfredo Chavero 1892. Biblioteca Nacional de Antropología de Mexico DF

Batalla de Xochipilla, Lienzo Tlaxcala. Alfredo Chavero 1892. Biblioteca Nacional de Antropología de México DF


Frente a la Rueda calendarica del códice Tobar y junto a una imagen de la diosa Chalchiuhtlicue, "la de la falda de jade". De ella nos contaba Federico González Frías, cuando hace unos años nos encontramos con su figura de diosa, en Barcelona, en otra exposición (Ver aquí), que era la diosa de las aguas terrestres, de los ríos y los lagos. Una de las esposas de Xalotl, el dios de la lluvia, y que las piedras verdes de jade que cuelgan de su vestido representan los ríos de la tierra, que de ella nacen.




domingo, 19 de abril de 2015

Encuentro en Madrid con el "Sacerdote Fenicio de Cádiz"



Sacerdote de Cádiz, Bronce y Oro. Siglo VII a, C.

Varias veces hemos visitado el Museo Arqueológico de Cádiz, la ciudad española conocida como "la tacita de plata" y cuya historia, vinculada entre otras cosas a América, dejamos para otro momento. En fin, que en esas visitas nos encontramos siempre con un cartel donde aparecía la figura esbelta y axial conocida como el Sacerdote Fenicio de Cádiz, pero no habíamos visto nunca la estatuilla original. Por eso encontrarla en Madrid en una exposición temporal sobre Egipto nos ha resultado muy mágico e increíble.


La razón de que esté expuesta en este contexto es que en ella se propone la figura del Sacerdote de Cádiz como una representación de dios egipcio Ptah, creador primigenio; dios de la Arquitectura adorado principalmente en Menfis, y del que se cuenta que estableció las regiones (nomos), edificó las ciudades, asignó el lugar de culto a cada dios, edificó sus templos y estableció las ofrendas que cada uno de ellos debía recibir, todo lo cual lo asocia con Cádiz (Gadir), la isla que fue centro cultural y de expansión de una cultura que también tenía un influjo de Tartesos, la civilización originaria del sur de España.

Como se ve en la foto que le hicimos en Madrid, el sacerdote tiene la cara cubierta con máscara de oro, y por la composición de la pieza (bronce mezclado con arsénico y zinc) hace pensar a los expertos que proceda efectivamente de Fenicia. Seguiremos recabando información y dando a conocer la que ya tenemos sobre este Sacerdote de la antigua Gadir.



Estatuilla del dios egipcio Ptah. Dios egipcio de la Magia. Creador y Constructor.


Cartel donde aparece fotografiado el Sacerdote Fenicio de Cádiz, foto sacada en el Museo de esa ciudad.

jueves, 16 de abril de 2015

El Perfume y el Maquillaje en el Antiguo Egipto



La flor del naranjo: el azahar; la madreselva, el jazmín, la hierba buena y todas las plantas y maderas aromáticas emiten un lenguaje embriagador que, captado a través del olfato, nos trasporta instantáneamente a otro espacio recóndito de la memoria y del Ser.
¿Por qué nos ocurre tal cosa? 
¿De dónde procede esa virtud? 
Yo, al menos, lo desconozco.

En cuanto a los hábitos cosméticos del Antiguo Egipto sí podemos decir que éstos han dado lugar a varios trabajos de investigación descubriéndose la composición de algunos maquillajes los que desvelan la sofisticación y refinamiento que poseían los egipcios hace más de 4.000 años. 

En dichos cosméticos y perfumes se mezclaban esencias florales junto a minerales y materias grasas, que guardaban en preciosos tarros, todo lo cual habla de un gusto refinado además de conocimientos profundos acerca de las virtudes y propiedades de los distintos elementos que usaban para realizar sus productos, los cuales no sólo eran de tipo cosmético, sino que también poseían efectos terapéuticos. 

Efectivamente los datos que arrojan ciertos papiros médicos constatan que dichos cosméticos se basaban en recetas medicinales empleadas para proteger la piel o los ojos contra algunas enfermedades habituales en la época. Ello demuestra un conocimiento a la hora de saber mezclar correctamente pigmentos naturales con esencias y metales. Estas composiciones cosméticas eran tan valoradas que formaban parte de las ofrendas y de los cultos funerarios. que acompañaban al difundo en su viaje post-morten, siendo esa la mejor manera de presentarse en el más allá.  Esa es la razón de que estos lindos frasquitos conteniendo la pócima aparezcan en el interior de las tumbas, junto a un gran número de accesorios tales como espejos, aplicadores, peines o preciosas horquillas.

A continuación algunas escenas y objetos de tocador.


Belleza y sofisticación en Egipto



Nefertiti, considerada la mujer más bella del mundo












 Perfumarios usados por damas egipcias




jueves, 9 de abril de 2015

Egipto a través de sus animales sagrados



Dios Babuino, una imagen de Thot.  Pieza exhibida en Madrid procedente del Louvre. En su cabeza un creciente lunar y la esfera solar, sobre su pecho el Ojo de Horus. Capa de plumas de halcón. (Horus)

Sílice, plata y oro para representar a Thot en su aspecto de Babuino. Esta pequeña pieza, de aproximadamente 15 centímetros de alto (procedente del Louvre), nos abre las puertas de una exposición que desde hace unos días se muestra aquí en Madrid.

Son 430 piezas cedidas por distintos museos y reunidas bajo el título "Animales y Faraones", todas ellas relacionadas con el simbolismo que para el antiguo Egipto tuvo el reino animal y su imbricación en el lenguaje jeroglífico de Thot, revelado a sus sacerdotes. Jeroglíficos que, como nos recuerda Horapolo del Nilo, conforman aquella lengua que enuncia las cosas a distintos niveles, por lo que allí donde los iniciados leen acerca de los secretos del más allá, otros obtienen enseñanzas que utilizan para ordenar su vida diaria.


Dice una inscripción a Thot en una tumba de Tebas:

"Salud, señor de las palabras divinas, tú que presides los misterios de los cielos y de la tierra, gran dios de los tiempos primordiales; tú, el originario, que aportaste las fórmulas mágicas y la escritura que hace progresar las cosas al otorgarles un buen asentamiento; tú que señalas a cada dios su lugar, que das estatuto a cada profesión, mantén cada cosa en su límite, cada campo, cada país".

El Babuino era, como el Ibis, uno de los animales que los egipcios tenían asociado a Thot, y del que se lee en el Libro del Amanecer al Nuevo Día, más conocido como Libro de los Muertos: "Mensajero es uno de sus nombres, Babuino es el otro".

El Dios Babuino está relacionado con el tiempo cíclico. Federico González Frías, nos dice en su Diccionario:

"Los egipcios los llamaban hijos de Thot, el escriba divino. También eran los amos del tiempo y del calendario. Son igualmente guías o psicopompos en el viaje post-mortem, tal como los perros".

Efectivamente, los sacerdotes de Thot, observaron que este animal tiene con el sol una relación muy especial, pues sentado al amanecer observa con alegría la salida del astro celebrando con chillidos el acontecimiento del orto diario. Una actitud que evidencia su participación en un ritual cósmico poniendo de manifiesto que es un escriba de Thot. 
En cuanto a su papel de psicopompos es el Babuino el dios que ayuda a Thot a pesar en la balanza las almas que piden paso a la entrada a la nueva vida.

Esa es la razón de que, según se lee en el Libro de los Muertos,  el corazón del difunto se colocaba en una escala y en ella se sentaba un Babuino como si estuviera en la proa de la nave de Ra, oteando el horizonte del nuevo amanecer. El animal tenía la función de informar, al atravesar las aguas, que el saldo que había dejado en aquella vida estaba en perfecto equilibrio. Imágenes en papiros o en cámaras funerarias muestran al Babuino en el fiel de la balanza.

Son cuatro los Babuinos que representan el espíritu del alba, los cuales tienen en el concierto cósmico el papel de conducir la barca de Ra hacia la otra orilla, y de cantar un himno al sol naciente. Asimismo también hay muestras del Dios Babuino representando a la Luna, porque ella, como Thot, es la que en la noche retiene al sol.  
Lo siguiente es una "Fórmula de invocación a los cuatro Babuinos", y se dice que Thot jamás dejó de escuchar a nadie que la invocó.

"Salve, vosotros, los cuatro Babuinos que os sentáis en la proa de la barca de Ra, que lleváis justicia y verdad al Señor del Universo, que separáis al débil del poderoso que alegráis a los dioses con aliento de vuestras bocas, que dais ofrendas divinas a los dioses y ofrendas funerarias a los bienaventurados".

Precisamente una de las piezas más llamativas de la exposición de Madrid es un grupo escultórico de cuatro Babuinos tallados en granito rosa de Asuán. Pesan seis toneladas y según se explica la pieza decoraba la cara sureste del obelisco oriental del Templo de Luxor, que es el que recogía al amanecer el primer rayo de sol, símbolo del que iluminó el primer día de la Creación.
Estatuaria perteneciente al Templo de Luxor. Donde cuatro Babuinos dioses del Alba, que recuerdan el Primer Rayo de Luz de la Creación. Pieza de la muestra en Madrid.


A continuación os invito a ver una exposición donde he recogido figuras que informan sobre el contenido de este post. O sea, que hay imágenes de la exposición de Madrid y otras de la biblioteca de Federico González Frías y de mi archivo fotográfico.


Imponente Babuino contemplando el sol




Un escriba recogiendo los mensajes dictados por el Dios Babuino, enviado de Hermes.



Las siguiente son escenas funerarias donde se representa el pesaje de las almas, y en las que el dios Babuino está en el fiel de la balanza. En casi todas aparece también Ammit, un monstruo con cabeza de cocodrilo dispuesto a comerse el corazón del que no obtenga la nivelación en el peso de su alma.










*

A continuación unas imágenes que Champollión, acompañado de un equipo de dibujantes, recogió durante su expedición a Egipto. Inscripciones que llevaron al estudioso de las lenguas hasta el libro de Horapolo: Hieroglyphica (hallado en la isla de Andros por Cristóforo Buondelmonte), obra que, como sabemos, le dio la clave para descifrar la Piedra de Rosetta. 

Representación de la Luna, el Sol, el Ojo de Horus y la Barca hacia la Luz, tal y como la porta en su cabeza el dios Babuino.


En estos dos jeroglíficos (sobre estas líneas y bajo ellas) se nos muestra al Babuino cubierto con la capa de Horus, recibiendo ofrendas en su templo.




Para finalizar la imagen de Thot es su aspecto de Ibis, o sea, el jeroglífico con el que los antiguos egipcios escribían Corazón.



Como escribíamos en nuestro libro sobre el viaje a Andros, cuando los iniciados egipcios quieren escribir ‘corazón’, pintan un Ibis. Pues el animal está íntimamente unido a Hermes, señor de todo corazón y raciocinio, porque también el Ibis, en sí mismo, es semejante al corazón, sobre el cual se cuentan entre los egipcios numerosos relatos.

Plinio, quien también se refiere al lenguaje sagrado de los egipcios, señala que cuando éstos pintaban dicha ave significaban el corazón del hombre y lo dedicaron a Mercurio, a quien tenían por presidente y gobernador de las palabras y los conceptos del corazón.

Por su parte Plutarco, en su libro Isis y Osiris, explica que el Ibis representa a Thot, añadiendo que es la:

Primera letra de su alfabeto, pues de este dios viene toda inteligencia y memoria.  

Dedicado a Federico González Frías, con el que tantas veces hemos venido a Madrid al Museo Arqueológico y a ver este tipo de exposiciones.