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jueves, 1 de junio de 2023

SOBRE DEMONOLOGÍA. MIGUEL PSELOS. PLATÓNICO BIZANTINO, SIGLO XI


Miguel Pselos, quien recibió el título de “cónsul de los filósofos” es el máximo representante del Renacimiento Bizantino del siglo XI, de ahí que su figura nos revela que el modelo renacentista que conocemos, surgido en torno al humanismo de la Academia platónica de Florencia, tuvo su antecedente siglos antes, época de la que en verdad procede nuestra herencia cultural.

Pselos es autor de una inmensa y polifacética obra, pues su versatilidad ha sido calificada de proverbial. Safo, los Himnos Órficos, Platón, Plutarco u Homero son, entre otros, autores presentes en sus obras y en sus célebres discursos pues, según se documenta, a sus clases asistían alumnos de toda la tierra, celtas, persas, etíopes y egipcios.

En él siempre predominó un carácter didáctico y conciliador ligado a la recuperación de la antigüedad clásica como ideal de formación para el ser humano, sosteniendo la unidad del pensamiento griego y cristiano, cosa que le trajo muchos problemas con la iglesia de su época.

Miguel Pselos es uno de los personajes que nos salieron al paso en nuestro paradigmático viaje a las islas Cícladas ya que estuvo residiendo un tiempo en Andros. Desde ese momento hemos tenido el privilegio de tratar en distintos lugares de su obra y de su figura. 

Hoy me gustaría compartir con los interesados unos párrafos de una de sus obras en la que trata de la actividad de los demonios (Perí energeías daimónôn) donde acomete esa difícil tarea que es escribir acerca de estos, explicar qué significa verdaderamente esa energía y cómo reconocerla en uno.

Esta obra, pretendiendo dar luz sobre esa clase de asuntos, quedó en el oscurantismo hasta que Marsilio Ficino la tradujo moviendo con ella las conciencias de muchos y provocando un enorme interés entre los más relevantes pensadores, «amigos de Ficino en la Ciudad Celeste» como son Cornelio Agrippa y Giordano Bruno, entre otros, que ampliaron y difundieron la obra de Pselos. La fórmula literaria que escogió Pselos para hablar del demonio a sus contemporáneos es la de su maestro Platón, o sea, un diálogo, en este caso entre Timeo y Tracio, dos personajes que encaran la cuestión.

 “Hay seis clases de demonios en este mundo sublunar. El primero es el ígneo, el cual se mueve por el aire que está encima de nosotros; el segundo, también anda por el aire y le llaman aéreo; el tercero es terrestre; el cuarto es el acuático y marino; el quinto el subterráneo y el sexto, finalmente, es el llamado lucífugo. De las especies citadas, la acuática ahoga a los que van por las aguas; la subterránea y la lucífuga se introducen en las entrañas que producen asfixia, epilepsia e incluso demencia en los hombres; pero los aéreos y terrestres son los más temibles y astutos de todos, ya que buscan y engañan disimuladamente las mentes de los hombres, produciéndoles inusitados y crueles sufrimientos. Todas estas clases de demonios, odian a Dios y al hombre, ya que envidian la figura con que éste último ha sido honrado, de tal suerte que nada los satisface más como ver caer a éste en desvarío.

Tracio: Un demonio, en efecto, es una entidad espiritual que introduce ensoñaciones, pasiones, temores o deseos en nuestra alma.

Timeo: Pero ¿cómo y por medio de qué pueden hacer esto?

Tracio: Se acercan a nuestro espíritu imaginativo y, espíritus como son también ellos, nos susurran palabras sobre sensaciones y placeres, no con voces estridentes ni ruidosas, sino instiladas por ellos sin ruido alguno.

Timeo: Pero es imposible que puedan emitir palabras sin sonido alguno.

Tracio: No necesitan hacerlo, pues actúan directamente sobre el espíritu; cuando el que habla está muy lejos del que oye, precisa gritos muy fuertes; si está a su lado, le basta susurrar en su oído, y si de algún modo se le pudiera introducir en el espíritu del alma, no necesitaría ningún sonido".  


Mª Ángeles Díaz

Fragmento de mi libro: Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual

Editado por SYMBOLOS


Imagen y fuente: Judas y Satanás (detalle). Benoist-Hermogast Molin (1880).

martes, 10 de agosto de 2010

Elogio del Vino

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Baco. Fresco de una casa romana descubierta bajo las termas de Caracalla, un amplio complejo de baños de la Roma imperial.


 
El fresco que aquí presento -la escultura de Miguel Angel y el resto de imágenes griegas y romanas con las que he realizado el guión de este vídeo-, son muestras artísticas y simbólicas que aluden, todas ellas, al dios Dionisos-Baco, y al vino, licor que lo simboliza.

Este caldo obtenido de la elaboración de la uva ha sido tenido por los distintos pueblos que lo han conocido como el rey de los vegetales y destinado por ello a las ofrendas y sacrificios, como ocurre en el Cristianismo durante el rito de la Eucaristía. La razón es que este néctar, que tiene la virtud de agradar tanto al paladar como al olfato, no surge directamente de la planta, sino que además de la tierra, el sol y el agua, el fruto de la cepa necesita la intercesión del hombre, razón por la que se ha considerado siempre una planta sagrada. En efecto, la vid ejemplifica mejor que ninguna otra cosa en su plano, el papel intermediario que tiene el hombre en la Creación, pues es el único ser con condiciones para colaborar en la obra de la Naturaleza, con capacidad para degustar este líquido fermentado y con libertad para poder elegir entre el exceso y la mesura.

Dionisos, y el vino, que es a veces considerado su propia sangre, es aquella Idea -o deidad- que le recuerda al hombre su doble naturaleza terrestre y celeste, esto es, su alma animal y su alma espiritual, y que del equilibrio y la mesura entre ambas nace el arte de vivir en armonía con el Cosmos. No olvidemos que para la Filosofía el hombre es también una planta, “un árbol invertido cuyas raíces están en la cabeza” o en Kether, según el diagrama del Arbol de la Vida de la Cábala.

Miguel Pselos, una vez dicho todo cuanto se puede decir a tenor del vino, según lo entienden los iniciados en los misterios de Dionisos, mutandis mutandi, como hacía Platón, añade este elogio que aquí presento. Espero que lo disfrutéis, tiene mucha gracia. Con todo afecto. Núria.

Dionisos. Escultura de Miguel Angel