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sábado, 31 de diciembre de 2022

PICO DE LA MIRANDOLA. Fénix del Renacimiento. Por Mª Ángeles Díaz



Nada me podría agradar más en este día que compartir con todos vosotros este último texto con el que os acerco, quizá, al personaje más lúcido y brillante de su época cuya luz sigue siendo un faro para quien quiera alumbrarse con su luz. FELIZ AÑO NUEVO.


ÍNDICE

I

NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS DE PICO

DE LA MIRANDOLA........................................................................... 7

II

ENCUENTRO EN FLORENCIA DE PICO CON

MARSILIO FICINO Y LA FAMILIA PLATÓNICA.........................11

III

CARTA DE PICO A ERMOLAO BARBARO

DENUNCIANDO LOS EXCESOS DE LA RETÓRICA...................15

IV

PICO Y LA AMPLITUD DE SUS FUENTES DE ESTUDIOS.........21

V

RAPTO DE MARGHERITA DE AREZZO.......................................23

VI

LAS 900 TESIS, UN RETO POR LA UNIDAD................................28

VII

DISCURSO SOBRE LA DIGNIDAD DEL HOMBRE.....................36

VIII

LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA VIDA DE PICO

Y CONCLUSONES.............................................................................46

Adenda

CANCIÓN DE AMOR, DE GIROLAMO BENIVIENI

COMENTADA POR PICO................................................................50

 

PDF en la Biblioteca Hermética.com

https://www.bibliotecahermetica.com/2022/12/pico-de-la-mirandola-fenix-del.html


 

martes, 22 de noviembre de 2022

HACER MAGIA. Pico de la Mirandola

"Hacer magia no es otra cosa que fecundar el mundo".

*


Conclusiones de Pico de la Mirandola.

Tomado de Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, de Federico González, con la colaboración de Francisco Ariza, y la de Fernando Trejos y José Manuel Río, L. Herrera, Mª. V. Espín y Mª. A. Díaz


https://dmiventana.blogspot.com/2022/11/encuentro-en-florencia-de-pico-de-la.html

lunes, 14 de noviembre de 2022

ENCUENTRO EN FLORENCIA DE PICO DE LA MIRANDOLA CON MARSILIO FICINO Y LA FAMILIA PLATÓNICA.

 

Pico de la Mirandola con su libro Heptaplus

 A finales de 1483 Pico se instala en Florencia, donde de inmediato se relaciona con la "familia platónica", algunos de cuyos miembros ya eran amigos suyos y con los cuales había mantenido una relación epistolar desde su primer encuentro unos años atrás, tal es el caso de Marsilio Ficino y Angelo Poliziano. Al primero, le había contado, por esa vía epistolar, que poseía una copia de su Teología de la Inmortalidad del Alma[1].

En la capital del Arno el joven conde se encuentra en el centro más dinámico del neoplatonismo y por supuesto en el bastión más importante desde el que se defendía la convergencia entre el pensamiento de Platón y el de Aristóteles que algunos, por desconocimiento, ven como filosofías enfrentadas. Sin duda todos estaban al corriente del Calumniatorem Platonis de Bessarion (a quien Ficino llamaba “la Luz de la Academia”), obra con la que había demostrado, de la forma más eficiente, que la filosofía platónica y aristotélica no se contradicen, sino que están referidas a planos diferentes, resaltando la concordancia allí donde la hay, pues al fin y al cabo Aristóteles fue discípulo de Platón[2].

Ya en ese entonces, con un Pico de apenas 20 años y un Ficino que anda por la cincuentena, traban un afectuoso vínculo que va mucho más allá de una simple amistad, pues Ficino se percata de la calidad intelectual del joven mirandolano y lo considera un enviado de la divinidad a razón de establecer un juego simbólico de relaciones, lo que para Ficino es algo serio que tenía que ver con su teatro personal que le ayudaba a penetrar en los mismos planes del Creador a través de observar las señales que los acontecimientos emiten. Pico, que como decíamos ya conoce las traducciones que Ficino ha hecho de la obra platónica, le pide al filósofo florentino que ahora traduzca a Plotino. Lo que Ficino escucha en boca de su joven visitante le recuerda a su viejo amigo Cosme de Medici, por lo que cree que es el mismo Cosme quien le ha enviado un mensajero y que no es sino el propio Platón el que en verdad ha cruzado el umbral de su estancia. De ese encuentro con el joven conde son las siguientes palabras de Ficino:

Nacido exactamente el mismo año en que empecé a traducir a Platón, Pico llegó a Florencia el mismo día y a la misma hora en que mandé la traducción a la imprenta y apenas cambiado el primer saludo, me habló de Platón. Nuestro Platón, le dije, acaba de trasponer los umbrales de mi casa. Me felicitó con entusiasmo y ya no sé en qué términos y tampoco él lo sabe, no sólo me instó a traducir a Plotino, sino que más bien me empujó a que lo hiciera[3].

 

Zacarías en el Templo (detalle). Fresco de Domenico Ghirlandaio en la Cappella Tornabuoni de la Basílica de Santa Maria Novella, Florencia, Italia (1486-1490). En este detalle que tomamos, vemos, de izquierda a derecha, a Marsilio Ficino, Cristoforo Landino y Angelo Poliziano


*


Efectivamente, Ficino tomó buena nota de lo que le pedía su jovencísimo amigo, lo cual se constata en estas líneas que tomamos del proemio que escribe a Lorenzo de Medici presentándole la traducción de Plotino:

El gran Cosme, por decisión del Senado padre de la patria, en el tiempo en que se desarrollaba Florencia bajo el Pontificado de Eugenio el acuerdo entre griegos y latinos, escuchó con frecuencia discutir acerca de los misterios platónicos a un filósofo griego de nombre Gemisto, de apelativo Plethon, como si fuera otro Platón; hasta tal punto fue inspirado por la palabra ardiente de aquel, hasta tal punto animado, que desde entonces concibió la idea de una Academia, la cual había de hacer nacer en tiempo oportuno. Mientras que el mismo gran Medici iba concibiendo tan gran concepto, a mí, todavía un joven hijo de su ilustrísimo médico, me destinó una gran obra: a esto me dedico en lo sucesivo. En adelante, puso su esfuerzo para que yo tuviese todos los libros griegos no solo de Platón, sino también de Plotino. Posteriormente en el año 1463, cuando yo tenía treinta años de edad, me encargó que tradujera primeramente a Hermes Trismegisto y después, a continuación, a Platón. En el plazo de pocos meses traduje a Hermes, mientras todavía vivía, entonces también empecé con Platón[4].

En el mismo texto añade:

El espacio ocupado por los peripatéticos está dividido en dos sectas fundamentales: la alejandrina y la averroísta (…) si bien ambos se apartan por igual de su Aristóteles, cuya mente pocos –excepto el sublime Pico, nuestro compañero en la platónica familia-, interpretan hoy con aquella devoción con que lo interpretaron antaño Teofrasto y Temistio, Porfirio, Simplicio, Avicena y recientemente Plethon.

Texto de: Mª Ángele Díaz

[1] Teología platónica sobre la inmortalidad del alma, obra teológica que consta de dieciocho libros elaborados por Marsilio Ficino entre 1469 y 1474 y publicada en 1482.

[2] Bessarion rebatía de ese modo las acusaciones del zafio aristotélico Jorge Trebisonda que presentaba a Platón como poco sabio, de vida descuidada e incompatible con el cristianismo. Bessarion escribió su defensa de Platón sin atacar la figura de Aristóteles, a quien mostró un gran respeto, pero defendiendo la supremacía del primero. Sus colaboradores fueron dos jóvenes: el español Fernando de Córdoba y Juraj Dragisic, de Srebrenica, actual Bosnia, ambos miembros del entorno de la Academia. Del segundo volveremos a hablar dado que será el jurista que defenderá a Pico de la condena de herejía que le impusieron a varias de sus 900 tesis.

[3] Adolfo Ruiz Díaz. Estudio Preliminar a La Carta de Pico della Mirandola a Lorenzo de Médici. “Revista de Literaturas Modernas”. Universidad de Cuyo. Mendoza. Argentina.

[4] Ficino Op. “Proemio a la traducción de Plotino”. Citado por Javier Clemente Hernández. “Malón de Chaide: Coincidencia y disparidad con dos renacentistas italianos”. Centro de Estudios Merindad de Tudela (España).

domingo, 20 de marzo de 2022

PICO DE LA MIRANDOLA CONTRA LOS DEMAGOGOS Y A FAVOR DE LA VERDAD DESNUDA


En este teatro de remembranza por el que desfilan los gigantes a cuyos hombros nos subimos para atravesar las procelosas aguas del olvido, no podía faltar el amigo Pico de la Mirandola. Un joven ardoroso y lúcido llamado el “Fénix de del Renacimiento” que se atrevió a enderezar el mundo que ya en su época comenzaba a caer en la discordancia, el separatismo y la desavenencia. Pero Pico no lo hizo con rezos ni salmodias, pues no era ese el modo al que su espíritu guerrero le abocaba, tampoco con la espada. El suyo fue un modo de proceder que tuvo el estudio y la palabra veraz como arma de combate. Porque solo la Verdad, y la esencia que radica en la Pura Filosofía de las distintas tradiciones merecían de su ardiente y juvenil esfuerzo.

Sus 900 tesis con las que consigue demostrar la concordancia de las ideas arquetípicas que existen en todas las tradiciones, obra cumbre del Hermetismo renacentista, esto es, del esoterismo occidental, así lo atestiguan. Una obra solo comparable con la más esplendida construcción arquitectónica y la más perfecta síntesis del espíritu neoplatónico de su época.

Sumamos a los post que llevamos realizados este nuevo memorándum sobre tan insigne personaje. No son simples notas biográficas las que hacemos, ya lo llevamos dicho. Es de la cadena áurea de la que hablamos, esto es, de aquellas luces que ayer, igual que hoy, rememoran un pensamiento que el mundo moderno trata de extinguir y disolver en la mediocridad y la frivolidad de esta época, y que con nuestras fuerzas y luces intentamos que brote a través de estos autores, entre los que si bien “no están todos los que son, sí son todos los que están”, pues así lo aprendimos trabajando junto a Federico González, nuestro amigo y guía intelectual.

Aprovechando esta preciosa vidriera con la figura de Pico, que insertamos en nuestra "serie del Teatro Hermético de la Memoria", comentaremos en esta ocasión la carta que este escribe a su amigo Ermolao Barbaro, político y gramático y corrector de algunas traducciones clásicas, por ejemplo de Aristóteles. En dicha misiva Pico denuncia los excesos de la Retórica, enemiga, con sus florituras, de la “verdad desnuda”. Combate, asimismo, la obstrucción que a veces el lenguaje universitario y purista ejerce sobre la Pura Filosofía o Sagrada Ciencia, que no nace de la retórica sino del corazón.

Afirma Pico que tres son las credenciales que posee el filósofo auténtico: Bondad, Veracidad y Sencillez. Por ello, denuncia los peligros que conllevan aquellos que utilizan la palabra hueca, que emplean adornos en el lenguaje con los que embaucan, tergiversan y confunden las mentes de los que escuchan o leen. 

Podríamos citar aquí ejemplos como el de los sofistas, que con su demagogia acabaron con la vida de Sócrates, y más contemporáneamente podríamos citar a Frithjof Schuon, parásito de la obra de René Guénon, y al que por más que se le ha denunciado algunos aún no se dan por enterados. Resumimos las palabras que dirige Pico a Ermolao Barbaro:

 "¿Cuál es el oficio del retórico sino mentir, engañar, acorralar, embaucar? Es vuestro, decís vosotros mismos, poder a voluntad cambiar con la palabra lo negro en blanco, lo blanco en negro, poder, según se quiera, quitar, tirar, agrandar, achicar, por medio de la fuerza casi mágica de la elocuencia (os preciáis de ello) transfigurar las cosas mismas, poniéndoles el rostro que os viene en gana, de modo que, si no hacéis que sean lo que no son de su propia condición, al menos aparezcan tal como queréis al que os escucha. Todo esto ¿es otra cosa que pura mentira, pura impostura y simple embaucamiento de espaldas a la realidad? Saliéndose de ella por más o cortándola por menos, jugando con los ánimos de los oyentes, halagando sus oídos con cantos falaces y envolviéndolos en redes de engaños y fantasmagorías. ¿Es que va a haber hermandad de éste con el filósofo, cuyo empeño todo está en conocer y demostrar la verdad a los demás? (…) No es propio de los que andamos por la Academia, sino de los que se mueven dentro de la república aquella, en la que cuanto se dice y hace se lleva a refrendo popular, donde las flores tienen más peso que los frutos. ¿No sabes aquello de no a todos les sienta bien el mismo aire?” Mª Ángeles Díaz 


Ilustración: "Serie Teatro Hermético de la Memoria" número 70, inspirada en el Teatro de la Memoria de Federico González del que formamos parte.

Vidriera:"Centro internazionale di Cultura Pico della Mirandola".

Sobre Schuon ver: 

https://memoriadecaliope.blogspot.com/2022/03/schuon-versus-guenon.html



lunes, 25 de julio de 2016

Conclusiones de Pico de la Mirandola respecto a la primitiva doctrina del egipcio Hermes Trismesgisto


Pico de la Mirandola escribió una serie de conclusiones filosóficas sobre la Cábala y el Hermetismo, buscando la concordia entre la totalidad de las ciencias y artes y queriendo zanjar la disputa abierta entre quienes querían oponer a Aristóteles y Platón, cuando es evidente que el primero sigue en todo a su maestro, Platón, de quien fue su alumno.

Dichas conclusiones han estado en la base del pensamiento occidental durante el primer Renacimiento y han continuado siendo defendidas por los hermetistas de todas las épocas.

No sólo éstas que publicamos aquí y que resumen la doctrina del Trismegisto, sino la totalidad de su alegato que sin embargo no contó con la aprobación ni de la Sorbona ni del Vaticano, al considerarlas herejes, razón que le llevó a volver a resumirlas en su Discurso sobre la dignidad del hombre.


1. Dondequiera que hay vida hay alma y dondequiera que hay alma hay mente.

2. Todo movimiento es corporal, todo móvil es incorpóreo.

3. El alma está en el cuerpo, la mente en el alma, en la mente el verbo y de todo es padre Dios.

4. Dios está en todas las cosas y actúa por todas ellas, la mente está en el alma, el alma en el aire y el aire en la materia.

5. Nada hay en el mundo que carezca de vida.

6. Nada hay en el universo posible de muerte o de corrupción. Consecuencia: en todas partes hay vida, en todas partes hay providencia, en todas partes hay inmortalidad.

7. Dios anuncia al hombre las cosas futuras por seis vías: por los sueños, los portentos, las aves, los intestinos, los espíritus y la Sibila.

8. Es verdadero lo que no está perturbado, determinado, coloreado, figurado ni roto y es desnudo, perspicuo, comprensible por sí mismo, intrasmutable, bueno y completamente incorpóreo.

9. Dentro de cada uno de nosotros hay diez enemigos: la ignorancia, la tristeza, la inconstancia, el deseo, la injusticia, la lujuria, la decepción, la envidia, el fraude, la ira, la temeridad y la malicia.

10. Los diez enemigos que he nombrado según la conclusión precedente de Hermes se corresponden mal con la coordinación denaria de la Cábala y sus prefectos, como llegará a ver el profundo contemplador, acerca de los cuales nada puse en las conclusiones cabalísticas, porque es secreto.
*

domingo, 13 de octubre de 2013

La Academia Platónica de Atenas

"Pinacoteca Simbólica"


Dos imágenes representando a los sabios filósofos fundadores de la Cultura Occidental, los que conformaron la Academia Platónica de Atenas. La misma que refundaron varios personajes a lo largo de la historia, siendo los hermetistas del Renacimiento, en Florencia, con Marsilio Ficino, Pico de la Mirándola, etc., los que consiguieron, verdaderamente, levantar de nuevo sus columnas, esto es, las de la Filosofía Perenne.



"La escuela de Atenas" Frescos de Pellegrino Tibaldi en la biblioteca del monasterio de El Escorial. Madrid.


Academia Platónica en Atenas. Fresco de Rafael Sanzio, de Urbino.
"He aquí algunos de los nombres de los miembros de dicha Academia y de otros filósofos
cuyo pensamiento participa de esta Escuela: Pitágoras, Parménides, Sócrates, Heráclito,
Empédocles, Jenofonte, Plotino, Boecio". (Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos" Federico González Frías.

jueves, 17 de junio de 2010

La Sabiduría nos convoca en la Academia de Atenas









a Academia de Atenas” es, seguramente, la pintura más representativa de lo que significó el espíritu del Renacimiento, que fue el de la conciliación y la concordia, las que preconizaba justamente Pico della Mirandola, Conde de la Concordia.

Si Pico escribió “Novecientas Tesis” en las que demostraba que las enseñanzas metafísicas de Sócrates, Platón, Pitágoras, Zoroastro o Cristo -por ejemplo- y las Ciencias Naturales, es decir, la Física, la Astronomía, la Medicina, la Matemática, la Lógica, etc., que exponían Aristóteles, Euclides o Averroes, no eran antagónicas, sino puntos de vista complementarios, Rafael realiza esa misma conjunción de unidad a través de esta pintura donde muestra, reunidos bajo el mismo techo, a los grandes maestros de la Antigüedad, tanto religiosos como laicos, estudiando y dialogando entre sí, mostrando sus teorías y ciencias a los que se acercan a escucharlos.

Eso es lo que expresa el pintor de Urbino cuando hace entrar en la Academia de Atenas, el templo de las artes y las ciencias, a Platón, quien señala la vertical, y a Aristóteles, cuyo gesto se refiere precisamente al plano horizontal. El primero portando bajo el brazo un ejemplar del Timeo, el diálogo más pitagórico de Platón, y el segundo llevando en la mano otro ejemplar, en este caso de su Etica.

Ambos sabios están flanqueados por Apolo y Atenea a uno y otro lado del pórtico de acceso, deidades que están simbolizando las dos columnas sobre las que se sostiene la Academia, que fue, y es, una forma de la Utopía. Por un lado Apolo con su lira evocadora, representando la luz y el impulso poetico de la Tradición Orfica y Ancestral, y del otro Atenea, la diosa guerrera, pero también de la Sabiduría, la que debe aplicarse en todas las artes. Es decir que representa a la Sabiduría actuando en el mundo.

Allí, absortos en sus trabajos y diálogos, il nostro Rafaello, como llamaban cariñosamente sus amigos filósofos y artistas al brillante pintor, retrata a los padres del saber, sin distinción de religión, procedencia, ni personalismo.

Cristo no era cristiano, es decir no estaba adscrito a una forma particular de la Ciencia Sagrada. El Cristo es una vivencia del Hombre Verdadero, y es algo que sólo en el corazón se experimenta. Cristo es una guía, pero si esa vía de unidad que Cristo representa no se ve igualmente reflejada en las palabras de Poimandrés, en los himnos de Orfeo, en las palabras de Zoroastro…, no se verá en ninguna parte. La intuición intelectual, como bien advierte René Guénon, no está en el cerebro, sino en el corazón, donde se encuentra la sede de la Inteligencia.

Además de los ya mencionados maestros, en el fresco de Rafael vemos también a Sócrates, Hipatia de Alejandría, Homero, Zenón, Parménides, Heráclito, Alejandro Magno, Diógenes, Ptolomeo, Zenón, entre otros. El propio pintor aparece autorretratado y mirando al espectador, siendo junto con Hipatia los únicos personajes que así miran.

También se aprecia la faz de algunos contemporáneos amigos tanto de Rafael como de Pico, ese es el caso de Miguel Angel, de quien Rafael toma la esfinge para representar a Heráclito, o Leonardo da Vinci, a quien elige Rafael como modelo para representar a Platón.

Tanto el texto de Pico, extraído del “Discurso sobre la Dignidad del Hombre”, con el que se dirigió a sus conciudadanos para presentar su tratado de “Novecientas Tesis”, así como el fresco de Rafael o la música de Guglielmo Hebreo -el judío que inundó de bellas músicas y coreografías las Cortes italianas- pertenecen a la misma época y al mismo entorno de la Academia de Florencia; pues todos ellos estaban vinculados a ella intelectualmente y de corazón, considerándose amigos, compañeros y ciudadanos de la Patria Celeste, a la que secretamente pertenecían en unión con los ancestros de todas las tradiciones verdaderas, ramas de un mismo tronco universal.

Todos ellos apostaron por ir al encuentro de la antigüedad que consideraban como un territorio a conquistar y punto de apoyo para cualquier idea de progreso. Es decir que estos hermetistas obtuvieron la fuerza para reiniciar la cultura en un momento de abatimiento y oscurantismo, porque supieron ver que “todos los grandes movimientos progresistas parten siempre de una mirada al pasado”.

Presento con satisfacción este pequeño audiovisual, el segundo de esta “Pinacoteca Simbólica”, porque soy consciente que con él evoco un momento histórico al cual tanto le debemos, y porque con ello contribuyo, en alguna medida, a divulgar  un pensamiento y con él “un mensaje oculto, una ciencia sagrada que la humanidad ha estado a punto de perder en numerosas oportunidades y que los iniciados en ese conocimiento han tratado de preservar y al mismo tiempo testimoniar y difundir de las más diferentes y aún extraordinarias maneras, pues siempre han pensado que cuando ese Conocimiento se pierda definitivamente será el fin de esta humanidad sumida en la ignorancia y la peor brutalidad”. Así lo entendió Orfeo cubriendo y protegiendo los misterios de sus enseñanzas con fábulas, y disimulándolos con el ropaje de la poesía, al punto de que cualquiera no avezado en el Arte Real, cree ver en sus himnos “cuentecillos y simples naderías”.

Para Pico, profundamente fascinado como estaba por la majestad del ser humano, no hay nada más apasionante que conocer a ese “camaleón” al que tantos elogios dedicó, por ser la obra más hermosa del Creador. Y el único ser con capacidad para transformarse a sí mismo haciendo producir, a su libre albedrío, las semillas de su celemín. Núria.



Galería de los Uffici (Florencia). En la imagen se aprecia el original del famoso retrato -de autor anónimo- de Pico della Mirándola, así como un fragmento que revela la belleza del recinto donde se alojan las obras más emblemáticas del Renacimiento italiano, tanto escultóricas como plásticas, las que fueron realizadas por artistas de la talla de Rafael, Botticelli, Leonardo, Miguel Angel o Giotto entre otros muchos de igual envergadura. Foto de la autora del blog.



Discurso sobre la Dignidad del Hombre (Fragmento)

Giovanni Pico della Mirandola





uy honorables Padres. He leído en obras árabes que el sarraceno Abdalá, preguntado acerca de lo que en esta especie de escena del mundo se reputaba como más digno de admiración, respondió que nada podía considerarse más admirable que el hombre. Opinión con la que coincide la famosa expresión de Mercurio: “¡Ay Asclepio, qué gran maravilla es el hombre!”.

Puesto a meditar acerca de la razón de tales sentencias, no me satisfacían las numerosas explicaciones de la excelencia de la naturaleza humana que muchos pensadores dan, a saber: que el hombre es el intermediario entre todas las criaturas, servidor de las superiores y rey de las inferiores; intérprete de la naturaleza por la agudeza de sus sentidos, por la capacidad inquisitiva de su mente y por la claridad de su inteligencia; punto de transición entre el mundo eterno y el tiempo cambiante y (lo que dicen los persas) cópula, o mejor himeneo del mundo; y, como dice David, un poco inferior a los ángeles. Ciertamente que estas son poderosas razones, pero no son en absoluto las principales, es decir, aquellas capaces de reclamar en derecho para él el privilegio de la admiración general. Pues, de ser así, ¿por qué no sentimos mayor admiración por los propios ángeles y los hermosos coros celestiales?
Finalmente me pareció que había comprendido por qué el hombre es el animal más afortunado y, por tanto, digno de toda admiración, y cuál es precisamente aquella condición que le ha tocado en suerte en el orden universal, codiciada no sólo por los seres irracionales, sino también por los astros y los espíritus ultramundanos.
(…)
Así pues el Hacedor tomó al hombre e hizo una obra de naturaleza indefinida al que puso en el centro del mundo, hablándole de esta manera:

-Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu naturaleza obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna, definirás tus propios límites, según tu propio albedrío en cuyas manos te he puesto. Te he situado en el centro del mundo para que observes comodamente cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra lo que prefirieras. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas.

¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suprema y admirable suerte del hombre al cual le ha sido concedido el obtener lo que desee, ser lo que quiera!

¿Quién habrá que no admire a este camaleón nuestro? O, más bien, ¿quién admirará más cualquier otra cosa?

No se equivoca Asclepio el Ateniense, en razón del aspecto cambiante y en razón de una naturaleza que se transforma hasta a sí misma, cuando dice que en los misterios el hombre era simbolizado por Proteo. De aquí las metamorfosis celebradas por los hebreos y por los pitagóricos. También la más secreta teología hebraica, en efecto, transforma a Henoch ya en aquel ángel de la divinidad, llamado malakh ha-shekhinah, ya, según otros, en otros espíritus divinos. Y los pitagóricos transforman a los malvados en bestias y, de dar crédito a Empedocles, hasta en plantas. A imitación de lo cual solía repetir Mahoma y con razón: "Quien se aleja de la ley divina acaba por volverse una bestia". No es, en efecto, la corteza lo que hace la planta, sino su naturaleza muda e insensible; no es el cuero lo que hace la bestia de labor, sino el alma bruta y sensual; ni la forma circular del cielo, sino la recta razón, ni la separación del cuerpo hace el ángel, sino la inteligencia espiritual.
(…)
Recordemos, no obstante, oh padres, los tres preceptos délficos indispensables a aquéllos que tengan la intención de penetrar en el sacrosanto y augustísimo templo, no del falso sino del verdadero Apolo que ilumina toda alma que viene a este mundo. Veréis que no reclaman otra cosa que no sea abrazar con todas nuestras fuerzas aquella triple filosofía sobre la que ahora discutimos.

En efecto, aquel medén agan, esto es, "nada en exceso", prescribe rectamente la norma y la regla de toda virtud a través del justo medio, del cual trata la filosofía. Luego tenemos el famoso gnothi seautón, esto es, "conócete a ti mismo", que nos incita y exhorta al conocimiento de toda la naturaleza, de la cual el hombre es intersticio. Pues quien, en efecto, se conoce a sí mismo, conoce a través de él todas las cosas, como escribió primero Zoroastro y después Platón en Alcibíades. Finalmente, iluminados en tal conocimiento a través de la filosofía natural, y ya próximos a Dios, pronunciando el saludo teológico ei, esto es, eres, llamaremos familiarmente y con alegría al verdadero Apolo.

Consultaremos también al sapientísimo Pitágoras, sabio sobre todo por no haberse nunca considerado digno de tal nombre. Este nos prescribirá en primer lugar: "No sentarnos sobre el celemín", esto es, no dejar inactiva, o mejor, no abandonar a la desidia aquella parte racional con la cual el alma mide, juzga y examina todas las cosas, sino encauzarla y mantenerla pronta con el ejercicio y la regla de la dialéctica.
(…)
Examinemos también los documentos de los caldeos y, si les damos autoridad, encontraremos que en virtud de las mismas artes se abre a los mortales la vía de la felicidad. Escriben los intérpretes caldeos que fue sentencia de Zoroastro que el alma era alada y que, al caérseles las alas, en su caída se conduce a un cuerpo y vuelve a volar hacia los dioses cuando de nuevo le crecen. Habiéndole preguntado los discípulos de qué modo podrían obtener un alma apta para el vuelo con alas bien emplumadas, respondió: "Rociar las alas con las aguas de la vida". Insistiendo aquéllos con sus preguntas de cómo y dónde conseguirían estas aguas, les respondió, según era su costumbre, con una parábola: "El paraíso de Dios está bañado e irrigado por cuatro ríos: alcancen allí las aguas salutíferas". El río que fluye desde Septentrión se llama Pischon, que significa justicia; el del Ocaso tiene por nombre Sichon, que significa expiación; el que fluye desde el Este se llama Chiddekel, y quiere decir luz, y el que fluye, desde Mediodía, se llama Perath, y se puede interpretar por fe.
(…)
Estos son, acaso, los sabios conocimientos matutinos, meridianos y vespertinos cantados primero por David y después expuestos de nuevo por Agustín. Esta es la luz de mediodía que inflama a los Serafines cayendo a plomo sobre ellos y los Querubines, y la sabiduría a la que se refería el antiguo padre Abraham. Este es el lugar donde, según la enseñanza de los cabalistas y de los árabes, no hay sitio para los espíritus inmundos.



Notas:
* El celemín es una medida agraria de capacidad que sirve para recoger en número, peso y medida, las semillas equivalentes al campo donde éstas deben sembrarse. Simbolicamente uno mismo es un celemín cuando llega a este mundo. Un cuenco conteniendo todas las semillas de nuestras posibilidades de desarrollo. De cada quien depende, en buena medida, que ese celemín se convierta en un campo fértil. Esta idea está igualmente simbolizada en la parábola bíblica de los talentos, los que el ser humano recibe con el fin de hacerlos producir en el transcurso de su existencia.

**Asimismo remito al post de Sahaquiel: “El utilitarismo y la decadencia del conocimiento”, publicado en su blog "Astrum In Homine", donde se incide y se arroja luz sobre el papel de Pico y de los hermetistas en general, en la reverberación y transmisión de la Filosofía Secreta durante el Renacimiento.

*** La pieza musical del vídeo es, como se dice, de Guglielmo Hebreo (Guglielmo Ebreo de Pesaro) y lleva por título “El Renacimiento en la Corte de Nápoles”. Guglielmo es autor del primer tratado de coreografía, arte vinculado al hermetismo, que tiene que ver con medir los tiempos y coordinar los movimientos en el espacio. El arte de la danza o Balleto, degradaría siglos más tarde, especialmente en Francia, en el edulcorado y amanerado ballet -palabra derivada de la italiana- donde la contorsión artificiosa del bailarín, el disimulo para ocultar el dolor en los dedos de los pies, etc., forma parte sustancial del espectáculo. Para Gugliemo, en cambio, la danza es ante todo gracia y naturalidad y debe nacer espontáneamente por el ardor que la música produce al llegar al corazón, o sea, que “la armonía y el suave canto que por el oído llega al corazón provoca tal dulzura que de ello nace un vivo ardor del cual surge la danza que tanto gusta".  El título de la obra de Guglielmo es: Pratica se arte tripudii vulgare opusculum.

Pulsar AQUÍ para ver el Vídeo "La Academia de Atenas", en el canal dmiventana.