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lunes, 15 de enero de 2018

PINACOTECA SIMBÓLICA. Neptuno cabalgando las olas


Neptuno cabalgando las olas sobre briosos corceles blancos

Los Caballos de Neptuno. Lienzo de Walter Crane, 1892 

Según Platón, Neptuno gobernó la isla de la Atlántida, siendo sus dominios todas las aguas, no sólo las del mar, sino también las de los lagos y los ríos. Por eso sus seguidoras eran las náyades y todas las ninfas de las fuentes. Con alguna de ellas tuvo hijos célebres, tanto entre los dioses como entre los héroes. Leuconoe, la del espíritu sincero, es una de sus vástagos, también lo es Jasón, famoso por conseguir, junto a los Argonautas, el Vellocino de Oro.

Como soberano de los Océanos cabalga las olas a lomos de briosos corceles blancos, y todos los seres marinos, tanto sirenas como poderosos tritones, forman su corte. También le obedecen las tempestades y los terremotos siendo temido cuando se enoja. Como soberano de los mares cabalga las olas sobre briosos corceles blancos, provocando la nívea espuma de la que nació Venus-Afrodita. A él se le atribuye el arte ecuestre y en su honor se edificaron santuarios y se instituyeron los juegos hípicos. M.A.D.

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sábado, 19 de septiembre de 2015

La Tota Pulchra

"Tota Pulchra" es el título que se da a la Inmaculada y que significa "Toda hermosura".

Y así, con con el nombre de "Escalera de la Tota Pulchra" se conoce la pintura mural que podemos admirar en el Santuario de la Virgen de las Huertas de Lorca, en España, la cual cubre la cúpula y escalera del Santuario.

Dicha pintura está representando a la Jerusalén Celeste, la que vemos murada con doce puertas custodiadas por otros tantos ángeles figurados bajo el arco de las mismas. Son tres puertas en cada punto cardinal y una multitud de edificios que se observan tras las murallas. La pintura se adapta a la descripción que hace Juan en el libro del Apocalipsis: 

" Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo".

En el centro de la cúpula aparece un cordero rodeado por un círculo del que irradian haces de luz y en el que se lee: Et civitas non eget sole neque luna... Que significa: "Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan sobre ella, porque la claridad de Dios la ilumina".

En el cielo se contempla, entre la ciudad y el anillo donde se halla el cordero, la figura de la Inmaculada, en torno a la cual gira el ciclo pictórico.


Como se aprecia en las fotos el fresco dedicado a la Tota Pulchra es una hermosura, propia del Nombre que simboliza. Data del Siglo XVIII y sorprende por la intensidad y la plenitud de estas pinturas, pues no dejan ni un solo centímetro de su superficie sin decorar imitando su autor Antonio José Rebolloso, un pintor lorquiano, las pinturas de Andrea Mantegna en la "Camara de los Esposos", fresco del palacio ducal de Mantua. 

Pero la historia de este Santuario comienza mucho antes, justamente el 23 de Noviembre de 1244 cuando el Príncipe Alfonso, que llegaría a ser el rey Alfonso X el Sabio, conquista Lorca a los árabes. Allí, en un lugar elevado, mandó construir una fortaleza defensiva sobre lo que había construido ya, y con el tiempo se convirtió en un Santuario que albergaría la talla de la Inmaculada que él mismo portó como estandarte en la batalla.
Esto nos recuerda un episodio ocurrido durante la reconquista de Córdoba llevada a cabo por su padre, Fernando III el Santo. Él también levantó en la sierra un Santuario a la Virgen de Linares  sobre una atalaya árabe que aún se ve.

Y para seguir el tema os remito a la siguiente entrada publicada recientemente en uno de nuestros "blogs hermanos": La Invencible Generala.





viernes, 4 de junio de 2010

Rastros del Norte. Norteamérica Antigua


El Museo Barbier-Mueller de Barcelona presenta actualmente una exposición que reúne piezas de distintas culturas pre-colombinas, que abarcan todo el Norte de América hasta el área Maya de México.  Recomendamos vivamente esta exposición, pues siempre es regenerador para el espíritu sumergirse en el mundo arcaico, en un imaginario virginal, en este caso llevados por las culturas nativas del Nuevo Mundo. Esa sensación, casi a flor de piel, es la que recibe el visitante sensible a todo aquello que representa el arte simbólico como vehículo de lo sagrado.

Cada pieza tiene su propia identidad, y su misterio, es decir, está fijando una idea-fuerza, un arquetipo en definitiva, así se trate de culturas poco conocidas en general, como la Anasazi, hasta piezas que provienen nada menos que de Teotihuacán (Ciudad de los Dioses) el centro espiritual de la Cultura Tolteca.
Se hace evidente, durante todo el recorrido, que cada una de las muestras constituyen parte de un todo cual es la vieja Tradición Americana que a su vez es una parte de la Tradición Unánime.




Esta es una imagen de Chalchiutlicue, diosa de las aguas terrestres, de los ríos y los lagos. Segunda esposa de Xalotl, dios de la lluvia. A Chalchiutlicue se la llama también “la de la falda de jade”, pues se dice que cada una de las piedras verdes que cuelgan de su vestido representan los ríos de la tierra, que de ella nacen.




Esta es la imagen de Huehuetéotl, el dios viejo, dios del fuego, se le representa como un anciano encorbado. Esta figura fue encontrada en Veracruz, México. También hay en la muestra un vaso de cerámica, procedente de Guatemala, Cultura Maya, con la representación de este mismo dios anciano. 




Deidad risueña. Cultura Tolteca. Veracruz. México.




Cuenco de cerámica. Cultura Mogollón. Noroeste de Estados Unidos.

Sobre el interesante pueblo Mogollón y sus construcciones dentro de cuevas, dejo el siguiente link





Esta es una imagen de Ehécatl, dios del viento. Se trata de una de las manifestaciones de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, análogo a Hermes. Tomando el nombre de Ehécatl-Quetzalcóatl representa el aliento de los seres vivos y las brisas que traen las nubes con lluvia.




Figura humana. Tamaño natural. Cultura Azteca. México.



Figura antropomorfa. Cultura Azteca. México.





lunes, 1 de junio de 2009

El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el Universo Taíno

Dúho, asiento ceremonial tallado en madera

La población taína habitaba la región del Caribe precolombino, en las islas que conocemos como las Antillas Mayores y que son: la antigua La Española, Jamaica, Puerto Rico y Cuba, cuando la llegada de Colón. El hombre que pese a sus errores (incluido el de creer que llegaba a las Indias), fue el artífice que eligió el destino para cambiar la faz de la tierra.
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Lo que sabemos de estos antiguos pobladores está ligado a la fecha de 1493, cuando el Almirante se entrevistaba con los reyes Católicos en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, un antiguo convento gótico situado en el término de Badalona (Barcelona), para hablarles de aquél gran acontecimiento que representó el “Nuevo Mundo”.
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El Almirante, hombre culto e imbuido de lecturas y estudios de los que se alimentaron las grandes figuras del Renacimiento, de cuyo núcleo formó parte, manifiesta a los monarcas la necesidad de acompañarse en su segundo viaje, de personas instruidas, capaces de aprender el idioma y las costumbres de los indígenas e indagar en el modo que aquellas gentes tenían de entender el universo.
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Seguramente fue en el propio monasterio de la Murtra donde Colón conoce a Fray Ramón Pané, un religioso de la Orden de los Jerónimos, quien decide enrolarse con el navegante y hacerse cargo de esa misión.
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Es así como Pané escribe la primera crónica del descubrimiento, hoy considerada el “primer documento etnográfico de América”, cuyo redactado entrega al almirante Colón hacia 1498.
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Colón trae a España el manuscrito que enseguida interesó, entre otros, a fray Bartolomé de Las Casas, el defensor de los indios y considerado por Federico González, “la gran figura del Renacimiento Español” junto a personajes como Juan Luis Vives, el hebraísta Benito Arias Montano y Francisco de Vitoria.
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La crónica de Pané, titulada “Relación Acerca de las Antigüedades de los indios”, se inicia con estas palabras:
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“Yo, fray Ramón, pobre ermitaño de la Orden de San Jerónimo, por mandado del ilustre señor Almirante y virrey y gobernador de las Islas y de la Tierra Firme de las Indias, escribo lo que he podido saber y entender de las creencias e idolatrías de los indios, y de cómo veneran a sus dioses. De lo cual ahora trataré en la presente relación….”
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Pané anota en su relación como que estas gentes trabajaban de forma extraordinaria la madera, la cerámica, la piedra, el carey, el algodón..., que cultivaban tabaco, maíz, yuca, y maní, principalmente y describe un pueblo tranquilo que además de vivir de la agricultura eran excelentes pescadores y practicaban el ancestral juego de la pelota.
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También se lee lo que aquellas gentes creían que pasaba con las almas de los difuntos, describiéndose ciertas ceremonias de los sacerdotes y la forma como éstos realizaban sus curaciones. También recoge la relación de sus nombres, la función que desempeñaban en su organización social y los atributos que ostentaban.
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Fray Ramón pasó años con los taínos, aprendió varias lenguas y nos trajo palabras tainas a nuestro vocabulario español como es huracán que se corresponde con el nombre de una de sus deidades furiosas, canoa, cacique, barbacoa, maíz, cayuco, hamaca, y otras muchas.
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Explica que ellos no tenían escritos y que por eso no sabían bien cómo relatar las cosas, por eso apunta:
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“Todo lo que escribo, ellos lo dicen así, y de esta manera escribo yo”
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Y señala:
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"Creen que hay en el cielo un dios inmortal, y que nadie puede verlo, y que tiene madre, mas no tiene principio, y a éste llaman locahuuague Maorocon"
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Y aquel gran señor, que dicen está en el cielo, según está escrito en el principio de este libro, mandó a cierto cacique que ayunase... Y dicen que este cacique afirmó haber hablado con Giocauuaghama
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Pané no sólo recoge los mitos con que estos pueblos explicaban el origen del mundo, del sol y de la luna, la creación del mar y de los peces, y la aparición del hombre en la tierra, sino ciertos detalles relevantes del modo en que los aborígenes recibieron, adaptándolos a su propio imaginario, los mitos cristianos.
Distintos cemíes taínos
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Habla de los cemíes (o cemis, también se escribe zemí)), considerados por los taínos representaciones de sus dioses tutelares. Cuenta que cada cacique o jefe tribal tenía un cemí particular, aparte de que existían cemíes que eran aceptados como poderosos protectores por los diversos grupos clánicos.
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También anota Fray Ramón, que cuanto más dignidad tenía una persona, chamanes, caciques, etc., más importancia daban a los cemíes y todo lo que estos representaban, pues sabían que de ellos dependía toda su cosmogonía y su organización cultural.
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Los cemies son iconos con distintos aspectos y fabricados con diversos materiales: piedra, barro, madera, hueso, concha.
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Entre los cemíes mas habituales estaban las "piedras de tres puntas" o trigonolítos, representaciones de Yucahuguamá, (locahuuague) tanto Pané como De las Casas escriben el nombre de distintas formas) “el Gran señor que hace nacer la Yuca” y que enseñó a los taínos a domesticar este rico alimento que sin embargo contiene cianuro que debe ser eliminado durante una correcta elaboración.
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Estas líticas expresiones artísticas y simbólicas, eran utilizadas por los antiguos pobladores, como talismanes, en rituales propiciatorios de la fecundidad.





Cemí representando a Yucahuguamá. Trigonolíto
Dice Pané:

"Los cemíes de piedra son de diversas hechuras.
Hay algunos que dicen... que tienen tres puntas y creen que hacen nacer la yuca".


Una muestra que reúne cincuenta y seis piezas del arte ritual taíno, procedentes de distintas colecciones, del British Museum de Londres, del Museo de América de Madrid y del Museo Barbier-Mueller de Arte Precolombino de Barcelona, se presentó hace unos meses en este último lugar. En la actualidad se exhibe en la Casa de América de Madrid. De todo ello se ha editado un magnífico catálogo (ISBN: 978-84-96982-17-8) con espléndidas fotos de todas las piezas expuestas, titulado igual que la exposición: “El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno”, el cual constituye una obra preciosa para cualquier buena biblioteca

Aro lítico. Cultura Taína

Ver: http://cacibajagua.blogspot.com.es/2008/01/mitonimia-aborigen-taina.html

jueves, 26 de junio de 2008

La Escuela YI treinta años de arte abstracto chino

Exposición que permanecerá hasta el 21/09/2008 en el Centro de Arte Caixa Forum de Barcelona, que llegará también al Caixa Forum de Madrid, donde se podrá ver a partir del 14 de noviembre.




"Iluminación de Tao", "Viento mudo" o
"Ciclo Lunar" , son algnos de los títulos de las obras expuestas
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Se trata de una exposición que muestra el arte abstracto chino contemporáneo a través de 80 obras realizadas en diferentes formatos, como pintura y escultura. Los artistas muestran el concepto Yi, el cual se distingue totalmente como formando parte de la estética y la filosofía tradicional de este país, China, y del Zen Budismo, cuya influencia se deja notar en algunos cuadros. Recordemos que el Zen Budismo es una síntesis que en un momento dado se dio en China entre la metafísica del Taoísmo y la de ciertas escuelas del Budismo que penetraron en China desde la India. Nos congratula desde luego que haya persistido parte de esa herencia en la China actual.

En efecto, estos artistas muestran, a través del concepto moderno y globalizado de arte abstracto, su propia visión enraizada en la tradición extremo-oriental. Yi representa un estado de contemplación y meditación de los creadores, el modo en que los poetas y artistas orientales se aproximan a las cosas.

El trazo de una leve pincelada sobre un lienzo blanco no hace sino diferenciar el espacio y hacer visible el vacío, también muestra la indiferenciación que hay entre el trazo y la mente del creador.

"Cuando se llega a aprehender el sentido de la pintura Zen, el trazo es decidido y sin titubeos, reflejándose en él la tranquilidad de quien está acometiendo una acción guiada por un instinto superior al del simple virtuosismo, pues se trata de sentirse partícipe de un gesto primigenio que se perpetúa en la intención del trazo. Es decir: unidos a la idea que lo contiene, que es anterior a la manifestación de ese gesto." (Notas sobre el Zen. Pintura y Caligrafía)